Mucho se ha comentado sobre la caída del precio del petróleo, el pasado lunes 20 de abril, lo que ha provocado a su vez comentarios muy a la ligera en referencia a como esto puede ser explicado, a nivel meramente popular varios sectores de opinión no duraron en apuntarse mutuamente. En ello tuvimos a los liberales de diversas corrientes señalando a los seguidores de Marx, para poner énfasis en que esto era una clara muestra de que la teoría del valor-trabajo sigue demostrando sus incongruencias, en tanto que para ellos el valor de las mercancías solo se rige por parámetros netamente subjetivos, es decir, que depende de las preferencias de los consumidores de los bienes o servicios, y que en un contexto de un completo freno en la demanda, la teoría marxista a lo mucho puede explicar precios por debajo del valor real, mas no precios negativos, ya que si el valor está determinado por el trabajo socialmente necesario para su producción, esto nos llevaría al absurdo del trabajo negativo, lo que a su vez anularía el plusvalor que es la expresión monetaria del plustrabajo (valor añadido de la mercancía por la fuerza de trabajo y que excede a esta última). Entendiendo bajo un enfoque de teoría económica general, al precio, como la expresión del valor de los bienes, y al valor como el grado de importancia que tiene una cosa en la satisfacción de necesidades humanas.
Para la teoría subjetiva, el valor de las mercancías es establecido por la escasez (si hay pocos bienes disponibles para la persona) y la utilidad (si el bien es útil o no para la persona). Mientras que para la teoría objetiva el valor es determinado por el trabajo humano cristalizado en las mercancías. Adelantamos que para nosotros no hay contradicción insalvable entre estas dos teorías, sino al contrario, complementariedad, ya que en la dinámica del intercambio general podemos ver claramente que hay un factor objetivo que determina el precio vinculado al propio proceso de producción y que se da antes de que las mercancías entren al mercado y que es lo que ayuda a las empresas a determinar los precios, siendo que cuando las mercancías ya en efecto circulan, es en donde se verifican las externalidades (oscilación entre oferta y demanda, regateo de compradores y vendedores, lucha y conciliación de clases, escasez, utilidad, etc.) que generan todas las variaciones en el valor de las mercancías que pueden impactar a su vez en los precios. p.e El deterioro de una mercancía, y dependiendo del caso, es una de las principales razones de su posible pérdida de valor en el mercado (que ya no sea útil o deje gradualmente de serlo), lo que puede generar a su vez, un probable impacto en el precio (que disminuya su precio y se produzca un remate).
Así tenemos que la Teoría Subjetiva del Valor y la Teoría Objetiva del Valor, son en realidad dos caras de una misma moneda, la de una Teoría del Valor Integral. Nosotros solo le hemos dado un nombre a algo que ya se ha planteado desde 1963 por el economista Julio Gómez Padilla en su ensayo «Un Enfoque Objetivo de la Teoría Subjetiva del Valor», lectura que ampliamente recomendamos para desligarse del dogmatismo acrítico de la Escuela Austriaca de Economía, y muy aparte de los errores e inexactitudes de ambas escuelas de economía (tanto de la liberal como de la marxista). Por ejemplo, Brue y Grant (2016) al respecto: «El elogio dado aquí a Menger no pretender sugerir que su análisis económico estaba libre de serios errores y omisiones. Por ejemplo, no consideró en forma adecuada el papel de los crecientes costos marginales de la producción para ayudar a establecer los valores relativos de los bienes. Lo mismo que Jevons, parecía tan interesado en desaprobar la teoría del trabajo que erró en forma similar a la de aquellos a quienes criticaba» (258-259).
Con estos antecedentes, procedemos a efectuar los comentarios críticos respectivos desde la teoría económica al fenómeno del precio negativo del petróleo. Este evento puede ser explicado tanto desde un enfoque Subjetivo como un enfoque Objetivo, sin embargo, no entendemos porque es que se dice que el enfoque objetivo no podría explicar el precio negativo, cuando como veremos, lo hace y sin mayor problema.
Como sabemos, el precio del petróleo llegó a su punto más bajo en toda la historia, llegándose a cotizar a un precio negativo de US$ -37.63 el barril (ya actualmente ha vuelto a cotizar en positivo pero para los contratos futuros de entrega en junio, BBC, 21.04.2020, es decir, el nuevo mes de referencia, siendo que para agosto de este año se cotizará en US$ 29.20 y para marzo de 2021 en US$ 34.59, EPJ, 21.04.2020, porque ya se espera que para esos meses la demanda de petróleo se recupere). Conviene explicar brevemente la dinámica de la comercialización del petróleo hoy en día.
La comercialización del petróleo por lo general se rige bajo la dinámica de los contratos de futuros, una forma contractual en donde los contratantes se obligan a comprar o vender determinados bienes en una fecha futura pero por un precio previamente establecido en dicho contrato celebrado de antemano. Así tenemos que en el mercado del petróleo, en los contratos de futuros, las partes (comprador y vendedor) se obligan a pagar un precio establecido en un contrato, p.e firmado el día de hoy, para que en un momento posterior, futuro (dos días, 5 meses, 6 años, el tiempo que fuere), la parte vendedora, pasado ese tiempo, es decir, vencido, se encuentre obligada a entregarle físicamente los barriles ya adquiridos bajo esas condiciones de precio predeterminadas y los compradores a su vez gozan del derecho y la obligación de recibir dicha mercancía. Esto es común en el mercado de petróleo ya que así los consumidores de petróleo, ya sean refinerías, etc, se aseguran un suministro a futuro a un precio fijado.
Entonces en el presente caso hemos tenido que, ante el contexto de crisis pandémica, la demanda mundial de petróleo ha sufrido un bajón histórico, porque tanto ni empresas ni familias, consumen productos derivados de petróleo (principalmente haciendo alusión a la gasolina que constituye el 45% en que se usan los barriles de petróleo). Uno aquí pensara, si hay un cambio en la demanda, pues los que compran petróleo deben adaptarse a las nuevas circunstancias y adquirir menos de esta mercancía, sin embargo, como ya hemos explicado, esto se dificulta cuando lo general es que ya los barriles se hayan vendido en el pasado por contrato de futuros, es decir, no se puede comprar menos barriles ya que cantidades determinadas ya han sido vendidas hace meses.
¿Qué pasó el lunes 20 de abril? En ese día vencían los contratos de futuros de los barriles de petróleo que se tienen que entregar en el mes de Mayo, lo que implica que quienes hayan comprado petróleo tienen el derecho a reclamar al vendedor que se les entregue el petróleo adquirido, y no solo el derecho sino la obligación de recibirlo. Pero dado el bajón en la demanda, los compradores de petróleo no solo tienen que cargar con el peso de los barriles que ya tienen (producto de contratos pasados) y que no se han usado por la caída en la demanda, sino que ahora tienen que continuar almacenando (aunando el hecho que el almacenamiento de petróleo ya es caro de por sí) el crudo que no se ha usado junto con el nuevo que recibirán en Mayo.
Siendo por ello que los que ya habían comprado petróleo de forma anticipada por intermedio de contratos de futuro, el 20 de abril, comenzaron a vender los contratos de futuros que vencían en esa misma fecha para así evitar recibir el petróleo, pero como nadie estaba interesado en adquirirlos, los precios de estos barriles comenzaron a ofrecerse a un menor precio, hasta llegar a cero y luego cotizar en negativo. Es decir, que el petróleo no lo querían ni regalado, porque más costaba almacenarlo, en estas circunstancias de bajón de demanda, que el petróleo en sí mismo. ¿Qué quedo? Pagar al que me compra el contrato de futuro como incentivo para amortiguar las posibles pérdidas que se sufran hasta que la demanda vuelva a recuperarse, que es lo que simboliza el precio negativo.
Pero, ¿Qué implica esta cotización negativa? Sencillo, que yo como productor del crudo me vea obligado a pagar 37 dólares al momento que lo vendo, es decir, el comprador además de recibir el crudo, cobra el precio del petróleo, o lo que sería bajo un ejemplo vulgar, nada símil, pero gráfico, que yo adquiera una Inca Kola a S/. 2.50, y el bodeguero me entregue la gaseosa y el dinero.
Ante ello el enfoque austriaco precisa que «la demanda de petróleo a corto plazo se ha colapsado. Las instalaciones de almacenamiento, en su mayor parte, están llenas de petróleo; no hay ningún lugar donde ponerlo. Las aerolíneas no tienen ningún incentivo para recibir la entrega y los especuladores no tienen instalaciones de almacenamiento…En resumen: no hay absolutamente ningún lugar donde poner el petróleo que se entregará en el contrato de mayo» (Centro Mises, 24.04.2020).
El análisis austriaco así explica el tema mediante la relación entre los precios, y la ley de oferta y la demanda, por otro lado, y algo que no han mencionado ni el Centro Mises ni Juan Ramón Rallo, los principales epígonos del enfoque austriaco, es que de acuerdo a la teoría del valor subjetivo, los que están pagando el petróleo para desprenderse del mismo lo harían bajo la motivación de que el uso que más cubre para las personas, la necesidad subjetiva (la fabricación de gasolina, diésel y derivados, y que sirve para impulsar los más de 1,100 millones de vehículos en el mundo) ha descendido, dado que por la Cuarentena el consumo de gasolina, ante la ausencia física de automovilistas, ha disminuido abruptamente, sin embargo, esto en ningún caso ha generado una necesidad y/o utilidad negativa (que todos los automovilistas a nivel global se hayan tornado en gasolinofóbicos), ya que ello derivaría en que apliquemos la lógica del productor de crudo que se desprendió de sus contratos de futuro, también a la gasolinera, es decir que, la gasolinera te pague a ti para que vengas a llenar el tanque, lo cual es absurdo. El valor de uso de la gasolina solo ha disminuido, lo que ha impactado en la demanda (que ha descendido cerca del 30% a nivel global), pero esto solo explicaría precios bajos más no negativos, es cuando agregamos el factor costos de almacenamiento que cambia el panorama y entramos al contexto de precios negativos ya explicado.
Ahora, desde el punto de vista de la teoría marxiana ¿Cómo se explica un precio negativo? ¿Qué los productores extrajeron el crudo ni siquiera sin trabajo, sino, con trabajo negativo? La teoría del valor subjetivo no podría explicar los precios negativos sino agrega el factor costos de almacenamiento, algo similar se aplica para la teoría del valor trabajo y sin mayores inconvenientes, para ello seguiremos la línea de explicación dada por el economista argentino Rolando Astarita (21.04.2020):
A pesar de que los principales productores de petróleo y ante la caída de la demanda, pretendían llegar a un acuerdo para bajar la producción de petróleo, este fue infructífero y se siguió produciendo petróleo (BBC, 21.04.2020), y ante un frenazo de la demanda, esto significa que se produce más de lo que el mercado puede, en efecto, absorber (sobreproducción), a esto Marx le llama la segunda determinación del tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de mercancías, y que se explica en El Capital con el ejemplo de los tejedores: «El resultado es el mismo que si cada uno de los tejedores hubiera empleado en su producto individual más del tiempo de trabajo que es socialmente necesario» (Marx, t. 1, p. 131). Sin embargo, y como mencionábamos con la Teoría del Valor Subjetivo, esto también solo explicaría precios bajos más no negativos. Pero el precio negativo en la teoría objetiva tampoco implicaría que se haya empleado tiempo de trabajo negativo en la producción del petróleo, sino que los costos de almacenamiento superan en creces al precio de venta del petróleo debido a la caída en la demanda y la sobreproducción. Esto también es abordado por Marx, cuando habla sobre los costos de circulación del capital.
Cuando la mercancía tarda en transformarse en dinero (la fase M´ – D´ del circuito del capital), se obstaculiza el proceso de producción (p. 164, t.3, ibid) y esto trae como consecuencia un incremento de los costos: «La permanencia del capital mercantil en el mercado como acopio de mercancías requiere edificios, almacenes, tanques y depósitos de mercancías, es decir, desembolso de capital constante; requiere asimismo pago de fuerzas de trabajo para almacenamiento de las mercancías en sus depósitos. (…) La existencia del capital en su forma de capital mercantil, y por ende como acopio de mercancías ocasiona pues gastos que, como no pertenecen a la esfera de la producción, cuentan entre los costos de circulación» (pp. 164-5, ibid.).
Siendo que cuando los acopios tardan en venderse más del tiempo normal, o promedio, hay pérdidas. «Cuando el capital adelantado en medios de producción y fuerza de trabajo ha sido transformado por el capitalista en producto, en una masa de mercancías acabada y destinada a la venta, y esta masa queda almacenada e invendible, no solo se paraliza el proceso de valorización del capital durante ese lapso. Los desembolsos en edificios, trabajo adicional, etcétera, que exige la conservación de este acopio constituyen positivamente una pérdida» (p. 173, ibid).
Incluso Marx se refiere al aumento anormal del almacenamiento de mercancías provocado por el estancamiento de la circulación, como sucede durante una crisis. Cuando ocurre esto los costos de acopio «constituyen deducciones, pérdida de valor en la realización del mismo» (p. 177, ibid.), y así de igual forma, llegamos al contexto de precios negativos ya tratado.
Visto lo anterior, y por nuestro lado, podemos inferir que la sobreproducción y la especulación (ya que el contrato de futuro no solo es de cobertura –para asegurar un precio– sino también especulativo –para obtener un precio más beneficioso desde la fecha de contratación hasta el vencimiento) fueron la causa del problema, y ambos fenómenos son abordados tanto desde la escuela austriaca como por la teoría económica marxista. Pero la diferencia reside en que mientras en la escuela austriaca la sobreproducción no es absoluta y solo puede ser relativa y tampoco es vista como algo negativo, y la especulación de precios es abordada como un fenómeno necesario y hasta moralmente valido, en la teoría marxista ambos fenómenos son analizados desde una arista ampliamente crítica, esto ya es propio de las diferencias particulares en los enfoques.
En torno a la sobreproducción o exceso de oferta, la escuela austriaca reafirma su adherencia a la Ley de Say, que precisa que la imposibilidad de desaprovechamiento de recursos viene dada porque el hecho mismo de producir bienes ya es una fuente de generación de ganancia. Asimismo, afirman que: «Con respecto a los bienes económicos nunca puede haber una sobreproducción absoluta….Con respecto a los bienes económicos sólo puede haber una sobreproducción relativa. Mientras los consumidores piden cantidades concretas de camisas o de zapatos, los negocios producen, por ejemplo, una cantidad más grande de zapatos y una canción más pequeña de camisas. » (Von Mises, 30.10.1950). El enfoque marxista es crítico con esta idea en el sentido que la sobreproducción genera caída de precios, quiebra de productores, y disminución de la producción hasta que la oferta se adecue a la demanda.
Respecto a la especulación, los epígonos de la escuela austriaca de economía han difuminado muy convenientemente la categoría económica de especulación con la de proyección y/o pronóstico, y no contentos con esto la han extendido a toda acción social humana, llevándolos a defender la idea de que: «el especulador es un héroe…La especulación es tomar decisiones económicas en función de tu presente y tus expectativas sobre el futuro. Todos somos especuladores» (Centro Mises, 11.03.2015), lo cual configura un sesgo cognitivo de falso consenso que lo único que ha hecho es beneficiar a su propia narrativa y no a una aproximación imparcial y objetiva del tema. El enfoque marxista por su parte es crítico con esta idea de la especulación, particularmente se recuerda la crítica de Hilferding en su obra «El Capital Financiero», pero lo cierto es que un mínimo de especulación es necesario para la dinámica de mercado, comprobándose ello con el ejemplo de la Bolsa de Valores de Shanghái. Siendo que a diferencia de la especulación anárquica del capitalismo liberal, en el socialismo de mercado hay un fuerte control, p.e la Shanghái Stock Exchange no está totalmente abierta a los inversores extranjeros.
Con todo lo expuesto, podemos ver como un enfoque integral y de análisis comparativo de las cosas, coadyuva a una visión objetiva y científica.
Referencias Bibliográficas
STANLEY L, Brue; GRANT R, Randy. (2016). «Historia del Pensamiento Económico». Octava Edición.
BBC. (21.04.2020). «Caída del precio del petróleo: 3 razones por las que el crudo estadounidense WTI se vendió a precio negativo y cómo afecta a América Latina». En: https://www.bbc.com/mundo/noticias-52362340
ECONOMIC POLICY JOURNAL. (24.04.2020). «This is Why the May Oil Contract Price Went Negative on Monday». En: https://www.economicpolicyjournal.com/2020/04/this-is-why-may-oil-contract-price-went.html
CENTRO MISES. (24.04.2020). «Por esto el precio del contrato petrolero de mayo fue negativo el lunes». En: https://www.mises.org.es/2020/04/por-esto-el-precio-del-contrato-petrolero-de-mayo-fue-negativo-el-lunes/
ASTARITA, Rolando. (21.04.2020). «Precio negativo del petróleo y ley del valor trabajo». En: https://rolandoastarita.blog/2020/04/21/precio-negativo-del-petroleo-y-ley-del-valor-trabajo/
KARL, Marx. (1867). «El Capital, crítica de la economía política, libro primero, el desarrollo de la producción capitalista». TOMO I. Editorial Cartago.
KARL, Marx. (1885). «El Capital, crítica de la economía política, libro segundo, el proceso de circulación del capital». TOMO II. Editorial Cartago.
KARL, Marx. (1894). «El Capital, crítica de la economía política, libro tercero, el proceso de producción capitalista en su conjunto». TOMO III. Editorial Cartago.
CENTRO MISES. (23.03.2018). «Lord Keynes y la Ley de Say». Artículo se publicó originalmente en The Freeman, 30 de octubre de 1950, y se reimprimió en Planning for Freedom de Ludwig Von Mises.En: https://www.mises.org.es/2018/03/lord-keynes-y-la-ley-de-say/
CENTRO MISES. (11.03.2015). «El especulador es un héroe». En: https://www.mises.org.es/2015/03/el-especulador-es-un-heroe/
Bibliografía
CENTRO MISES. (26.03.2020). «Porque necesitamos la especulación en los precios». En: https://mises.org/es/power-market/por-que-necesitamos-la-especulacion-de-precios
ASTARITA ROLANDO. (05.10.2019). «La tesis “el problema son los especuladores”». En: https://www.sinpermiso.info/textos/la-tesis-el-problema-son-los-especuladores
ZANOTTI, Gabriel. (2012). «Introducción a la Escuela Austriaca de Economía». Edición Unión Editorial.
Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No. 155 del 01.05.2020». Diario La Verdad. Lima, Perú.
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