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Foto del escritorIsrael Lira

Economía de Mercado, Libre Mercado y Capitalismo

Actualizado: 21 ene 2022



Estos tres términos que alguna vez se tomaron por equivalentes, otras veces usados de forma indistinta, ya no lo son más, por la propia praxis y dinámica de la economía actual que en su constante evolución ha propiciado a la mejor delimitación y entendimiento de estos conceptos. Aunque esto ya es claro en el terreno académico, aún pervive en sus formas vulgares (uso coloquial) el empleo indistinguible de estas categorías. Al analfabetismo teórico político se aúna el analfabetismo económico en estos días, por lo que es imperativo un recordatorio al respecto.


En primer lugar, y bajo una analogía sencilla, diremos que, así como el comunismo es la utopía final del socialismo, el libre mercado es la utopía de los liberales, es decir, una economía de laissez-faire, donde haya una irrisoria (lo mínimo necesario) o ningún tipo de intervención y/o regulación gubernamental en la economía. Así entendida, la economía de laissez-faire sería una forma extremada y ultra-liberal de la economía de mercado. En ese sentido, el libre mercado o economía de laissez-faire, no existe actualmente en el mundo (lo que más se le acercó fue la economía inglesa en el Siglo XIX), porque en mayor o menor medida, todos los gobiernos contemporáneos intervienen en la economía a través de diversas regulaciones, y por intermedio de políticas económicas.


A la Economía de Mercado, hasta tiempos muy recientes, se le relacionaba de forma exclusiva con un sistema liberal y capitalista de economía, por oposición a la Economía Centralizada caracterizada por un sistema planificado y socialista de economía (en donde el Estado tomaba las decisiones en torno a la producción y la distribución de bienes y servicios), sin embargo, luego del término de la Guerra Fría con la caída de la Unión Soviética, y las reformas implementadas en China por Deng Xiaoping, la afirmación de la imposibilidad del cálculo económico racional (que conforme a la conceptualización weberiana es la capacidad de previsión de las personas en una sociedad respecto de sus bienes y fuerza de trabajo escasos que pueden realmente disponer para sus necesidades mediatas y futuras) en las economías socialistas (planteada por Mises-Hayek), dejó de tener popularidad y prestigio (frente a la propuesta Lange-Lerner), ante la demostración fáctica de que el intervencionismo económico no era totalmente incompatible con un sistema de mercado (algo que también ya había sido perfilado por el keynesianismo):


«No existe una contradicción fundamental entre el socialismo y una economía de mercado. El problema es cómo desarrollar las fuerzas productivas de manera más efectiva. Solíamos tener una economía planificada, pero nuestra experiencia a lo largo de los años ha demostrado que tener una economía totalmente planificada obstaculiza el desarrollo de las fuerzas productivas hasta cierto punto. Si combinamos una economía planificada con una economía de mercado, estaremos en una mejor posición para liberar las fuerzas productivas y acelerar el crecimiento económico» (Deng Xiaoping, textos escogidos, V.III: 99).

A todo esto: ¿Qué entendemos por economía de mercado? Básicamente un sistema en donde la toma de decisiones (respecto de la asignación) de la producción, distribución y el consumo de bienes y servicios se establece por las leyes de la oferta y la demanda.


Dicho lo anterior: ¿Cuál sería entonces la diferencia entre una economía de mercado y la economía laissez-faire (libre mercado)? En que mientras en un libre mercado no hay intervención del Estado o esta es irrisoria, en una economía de mercado si puede y si debe de haber intervenciones y regulaciones de muy variado tipo para asegurar el correcto funcionamiento de las leyes del mercado (p.ej. las leyes anti-monopolios). En ese sentido:


«...los agentes económicos solo cuentan con información limitada ya que, en otros casos, no todos los agentes disponen del mismo caudal (cantidad y calidad) de información acerca de los bienes, de las circunstancias de largo plazo que influyen en su producción y de los procesos en los que intervienen. En ciertas circunstancias, estas condiciones llevan a resultados poco eficientes, que la teoría económica denomina fallas de mercado. Se pueden señalar diversas situaciones típicas que justifican la intervención del Estado en los procesos económicos con el fin de incrementar su eficiencia» (Resico, 2010:89).

Visto todo lo expuesto: ¿En que se diferenciaría la economía de mercado respecto del capitalismo? Antes de las reformas de Deng Xiaoping se tenía por supuesto que la consecuencia inequívoca de un sistema de mercado era la propiedad privada de los medios de producción (siendo esta la definición clásica de capitalismo, es decir, un régimen relativo a quien detenta la propiedad de los medios de producción en una economía de mercado), así, y en ese estadio, economía de mercado y capitalismo eran cuestiones que venían de la mano, sin embargo, bajo el fenómeno de las economías de mercado socialistas de China, Vietnam y Laos (ante su crecimiento económico sin precedentes que supero en creces a las potencias occidentales), se produjo el fenómeno plenamente opuesto, en donde existiendo un sistema de mercado, el Estado se guardaba para si sectores fundamentales de la economía y mantenía la propiedad sobre los medios estratégicos de producción y con una importante participación en las empresas del país, y así se generó la ruptura entre economía de mercado y capitalismo, por ello se habla de este tipo de economías (altamente intervencionistas) como economías de mercado no-capitalistas (socialistas) por oposición a las economías de mercado capitalistas liberales (liberalismo clásico y ramas, principalmente: neoliberalismo, socioliberalismo y ordoliberalismo) –(Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Unión Europea) donde la intervención es mínima y regulada a supuestos muy específicos–, y tangenciales a las economías de mercado capitalistas dirigistas o iliberales (Rusia, Japón, Singapur, Corea del Sur), en estas últimas la propiedad de los medios de producción sigue siendo privada, pero la participación del Estado en la economía sobre sectores estratégicos es importante (p.ej. el gigante Gazprom ruso, el MITI japonés o los Chaeboles surcoreanos, LG y Samsung).


Hoy en día y sin perjuicio de que las economías en su gran mayoría son mixtas (Samuelson, 2003:10), es decir, tienen elementos de economía de mercado y de economía centralizada (hasta Cuba ha implementado algunas reformas de mercado sin perjuicio de continuar bajo un modelo clásico planificado, siendo Corea del Norte el último vestigio de una economía de planificación centralizada en toda su expresión), aún puede tipificárselas en función a su enfoque primario, es decir, a su base de referencia respecto a quien detenta la propiedad de los medios de producción, si son economías no-capitalistas (socialismo de mercado), o si son economías capitalistas (liberales o dirigistas). En esa línea y como colofón a la presente:


«En cuanto a que haya más planificación o más mercado, no es allí donde radica la diferencia esencial entre socialismo y capitalismo. Economía planificada no es sinónimo de socialismo, pues en el capitalismo también hay planificación; y economía de mercado tampoco es sinónimo de capitalismo, ya que en el socialismo también hay mercado. Tanto la planificación como el mercado son mecanismos económicos» (Deng Xiaoping, textos escogidos, V.III).

Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No. 221 del 24.05.2021». Diario La Verdad. Lima, Perú.

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