La filosofía, antes de pretender cualquier conceptualización, puede enfocarse de dos formas, como génesis o como subproducto. Como génesis tenemos al argumento que sostienen muchos, incluidos nosotros, así como p.ej. Giovanni Reale y Dario Antisieri, en que la filosofía es la piedra angular, y por ende, la base para otro tipo de conocimientos más complejos como el científico, en tanto que su marco racionalizante permite la estructura necesaria para la sistematización de conocimientos y la creación de conceptos.
Por otro lado, tenemos a la filosofía como subproducto: ¿de qué? De la ciencia. Bajo este otro enfoque la filosofía es un conocimiento de segundo orden, y es producto de la praxis científica, es decir, es la ciencia la que daría nacimiento a la filosofía, postura sostenida por Louis Althusser, ciertamente discutible, ya que para que haya ciencia, tiene que haber, en primer lugar, un marco reflexivo racional que posibilite la construcción de juicios que se pretendan objetivos, y ese ejercicio, es dado por vez primera, en el marco de la filosofía, y Tales de Mileto, Pitágoras y Demócrito, por citar algunos ejemplos concretos, eran antes que todo filósofos.
Visto lo anterior, y haciendo nuestro el enfoque principiológico de la filosofía (la filosofía como origen de otro tipo de conocimientos), desde aquí ya podemos dar algunas ideas sobre una definición de lo que la filosofía es. Esta pregunta ha sido respondida por diversidad de pensadores de muy diversas formas, al respecto:
«Hay una paradoja –y no es la única– de la filosofía que consiste en que todo el mundo cree saber lo que es la filosofía y, en cambio, los filósofos no están seguros de poder dar una definición cabal de ella, pese a que entre sus principales afanes está el esclarecer la noción de filosofía. Esto tiene que ver directamente con la clase de actividad que desenvuelve el filósofo, de tal manera que podría decirse que llegar a entender en qué consiste la filosofía es llegar a entender por qué es difícil y hasta imposible definir exactamente el cometido del filósofo»(Salazar Bondy, 1969: 27).
Así tenemos que, en la historia del pensamiento filosófico se han gestado aproximaciones, algunas más satisfactorias que otras en torno a la idea de la filosofía. Nos concentraremos en las más contemporáneas, como las de Jean-François Pradeau (2019), Luis Javier Alvarez (1978) y Augusto Salazar Bondy (1969), así como de los ya citados Giovanni Reale y Dario Antisieri (1995).
Pradeau (2019) nos habla que la esencia de la definición de filosofía reside en la pregunta misma, es decir, en ese ¿Qué es algo? ¿Qué es X? Y así la filosofía se entendería como el constante cuestionamiento sobre la totalidad de cosas que interesan al hombre definir, para darle un contenido y así mejor comprender su realidad circundante.
Por su parte Luis Javier Alvarez (1978) fundamenta que la filosofía es un conjunto de doctrinas y teorías, que se ocupa de cosas incorpóreas como lo son las ideas, pero estas últimas se ven materializadas en cosas concretas, es decir, en las ciencias (naturales, formales, sociales y humanas) y en las prácticas (la política, las artes, los lenguajes, las relaciones económicas, religiosas, éticas, lúdicas, etc..).
Por otro lado, Augusto Salazar Bondy (1969) distingue una concepción general o universal por oposición a una particular o singular. La primera identificaría a la filosofía con la búsqueda de conocimiento, es decir, como la investigación desinteresada de la verdad. Mientras que la segunda hace alusión a la filosofía como la reflexión crítica de multiplicidad de realidades. Siendo que cuando estas realidades son nocionales tenemos a la filosofía expresándose como lógica, epistemología y semiótica. Cuando estas realidades tienen que ver con concepciones del mundo, tenemos a la filosofía manifestándose como metafísica y ontología. Y cuando estas realidades tienen que ver con el comportamiento humano, tenemos a la filosofía exteriorizándose como ética y antropología.
En otra línea, Giovanni Reale y Dario Antisieri (1995) definen a la filosofía como la rama del conocimiento humano que se propone explicar toda la realidad, a través de la razón, y con la finalidad de conocer y contemplar la verdad.
De todos estos acercamientos podemos colegir que, la filosofía es una herramienta cognoscitiva que tiene el hombre, para unos propósitos específicos. Es decir que, la filosofía es tanto el conglomerado de conocimientos, como la actividad que los produce. Por ello podemos alegar que, la filosofía, en ese sentido (y extendiendo la que para nosotros es la mejor definición de filosofía, en ello, la de Pradeau, diremos que), es una continua reflexión sobre la totalidad que circunda al hombre y que le interesa a esté conceptualizar, delimitar y definir (y esta totalidad no es otra cosa que la realidad o Universo o Mundus adspectabilis), y que deviene en un conjunto de conocimientos sistematizados, con el objetivo de diferenciar: lo suprasensible de lo sensible (Metafísica), la certeza de la falsedad (Lógica), la mera opinión pasional del conocimiento racional (Gnoseología), lo bueno de lo malo, la virtud del vicio (Ética), y la belleza de la fealdad (Estética).
Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No. 203 del 08.02.2021». Diario La Verdad. Lima, Perú.
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