El idealismo objetivo hegeliano ha sido interpretado de múltiples formas, refrendado a Sepulveda (2004). Desde enfoques religiosos (Dilthey y Jean Wahl), ateístas (Garudy y Lukacs), continuando la línea idealista (G. Lasson, Kroner, Gentile y Croce) o en las antípodas de este bajo una visión materialista (Tran-Duc-Thao, Kojeve, Lenin y Feuerbach), pasando por una perspectiva lógico-absolutista (Litt e Iljin), antropológica (Kojeve), existencialista-religiosa (Kierkegaard) y existencialista-atea (Sartre). Sin embargo, un estroma común en palabras del filósofo español Gustavo Bueno, que comparten todas estas interpretaciones o punto nodal siguiendo al ya mencionado Sepulveda, es la conceptualización de la realidad factual como la vida misma.
Mientras en Kant el entendimiento es una etapa previa al acto racional que ordena la información recabada por los sentidos, en Hegel, entendimiento y razón, son dos modos del pensar que corresponden a un mismo marco, pero de diferente naturaleza. Así la realidad en Hegel (tal como se gráfica en su obra Fenomenología del Espíritu), y donde ejerce el pensar su accionar, se configura como un todo en movimiento, y es esto lo que constituye para él, lo que conocemos como vida, de que el pensamiento no puede estar desconectado de la realidad o lo que es lo mismo, que el acto del pensar (que posibilita el entendimiento –razón abstracta– y la razón –propiamente dicha o razón concreta) es inseparable de la realidad, contrario sensu a la perspectiva kantiana, en donde el acto racional se caracteriza por un alejamiento de los objetos del mundo exterior. Siendo por ello que para comprender la vida, que es movimiento, no podemos recurrir a una lógica formal del entendimiento que es estática, sino, a una lógica dialéctica de la razón que es dinámica, en el que las contradicciones cobran sentido en el todo que es la vida.
El dualismo cartesiano junto con la gnoseología kantiana, marcaron la forma mecanicista de aproximación científica a la realidad fenoménica como un acercamiento a un todo que para poder aprehenderse debía de ser reducido a sus partes, y de acuerdo al avance de las ciencias, esta no ha hecho más que refrendar la inexactitud cartesiana y kantiana a este respecto, en tanto la lógica formal no es opuesta a la lógica dialéctica, sino, el complemento formidable, y por otro lado, no ha hecho sino en reafirmar que la dialéctica hegeliana y la identidad entre pensamiento y realidad es ya de por sí un enfoque que las ciencias naturales en su diario ejercicio están refrendando constantemente en sus respectivos campos de estudio.
Ejemplos concretos de lo mencionado, los tenemos en física, donde la visión mecanicista de la física pre-relativista, en el que las categorías de tiempo y espacio son conceptos definidos por su naturaleza invariable, se enriquecen bajo los presupuestos de la física relativista, en donde tanto el tiempo como el espacio son relativos al movimiento del observador de un suceso físico. A lo que se aúna la física cuántica, en donde cada día se reafirma más el hecho de la imposibilidad de «describir la vida únicamente por procesos físico-químicos, como es imposible en física atómica describir al corpúsculo únicamente por la onda, o, a la inversa» (De Broglie, 1951: 268).
De igual forma tenemos el paso de la biológica mecanicista (caracterizada por una visión en donde un organismo se configura como un simple agregado de células), a la visión organicista en el ínterin de la evolución de la física antes mencionada y el surgimiento de la teoría de sistemas de Von Bertalanffy. Esta última visión se caracteriza precisamente por un enfoque sistémico de la vida, en donde el análisis de reducir el todo a la mera suma de sus partes es insuficiente y hasta contraproducente si se busca entender el funcionamiento de estructuras biológicas complejas en constante cambio, ello haciéndose más diáfano en las neurociencias. En donde el estudio del funcionamiento del cerebro no se puede reducir al mero análisis de las partes de este para entender la actividad del órgano como un todo.
Como se pudo ver, la historia de las ciencias está marcada por el paso de una concepción mecanicista y metafísica a una concepción dialéctica que concibe a la realidad como un todo en movimiento (Leben).
Bibliografía
KANT, Immanuel. (1781). «Crítica de la Razón Pura». Edición de Editorial Gredos. Tomo I. 2010.
HEGEL, G.W.F. (1812). «La Ciencia de la Lógica». Edición de Editorial Las Cuarenta. 2013.
HEGEL, G.W.F. (1807). «La Fenomenología del Espíritu». Edición de Editorial Gredos. Tomo I. 2010.
DICCIONARIO FILOSÓFICO. (1946, 1959, 1965). «Entendimiento y Razón». M.M.Rosental & P.F.Iudin.
BUENO, Gustavo. (2011).«Idealismo y Materialismo». Ponencia en la Fundación Gustavo Bueno. En: https://www.youtube.com/watch?v=cXCSgje7AJc&ab_channel=maoz
SEPULVEDA, Jaime. (2004). «Hegel: la realidad como Vida». En: Revista Colombiana de Psiquiatría, Suplemento No. 1, Vol. XXXIII,pp.9-24.
DE BROGLIE, Louis. (1951). «Física y Microfísica». Editorial Espasa-Calpe.
VON BERTALANFFY, Ludwig. (1963). «Concepción biológica del cosmos». Universidad de Chile.
Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No.102 del 02.09.2018». Diario La Verdad. Lima, Perú.
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