En la contemporaneidad ya estamos acostumbrados, y ahora más que nunca con la pandemia en curso, a los términos aislamiento y cuarentena, conceptos de distinto alcance dicha sea de paso. Nuestro gobierno sin perjuicio de ello, decanto por la omniabarcante noción de «aislamiento social obligatorio», lo que nos remite a las declaraciones de nuestro propio presidente, el cual al referirse a dicha idea, adujo que prefería el uso de está, a la palabra cuarentena por la carga cognitiva que trae consigo. Sin perjuicio de ello, nada cambia el hecho objetivo de que estamos en una cuarentena, y aquí viene precisamente el distingo, que es el que se maneja generalmente a nivel internacional. Por citar un ejemplo concreto, la División de Salud Pública del Estado de Delaware, diferencia el aislamiento de la cuarentena por el sujeto al que se impone la acción restrictiva, es decir, cuando el sujeto es una persona infectada con alguna enfermedad contagiosa, se produce el confinamiento de la misma para evitar que contagie a otros. Esto significa que el sujeto activo del aislamiento es una persona infectada, y el sujeto pasivo que busca protegerse con esta acción es la persona sana. Es esto último lo que nos remite a la cuarentena, que viene vinculada al aislamiento en situaciones de pandemia, y es cuando el sujeto pasivo, se convierte en activo, es decir, objeto del cumplimiento de restricciones.
La cuarentena así, tiene como objetivo evitar que personas sanas que han estado expuestas a otras personas infectadas, contraigan la enfermedad, y que personas sanas eviten el contacto con estas últimas.
Las primeras formas de aislamiento de las que se tiene conocimiento se remontan a la edad antigua, y vinculadas particularmente a la enfermedad de la lepra, pero la primera cuarentena de la que se tiene registro es la que se instauró en Ragusa, actual Duvronik, ciudad Croata, el 27 de julio de 1377 para detener el azote de la Peste Negra (ahora identificada como una variante de la bacteria Yernisia Pestis ), modus operandi que después se replicaría en Italia y que desde allí se difundiría por el resto de la Europa Medieval, bajo el famoso denominativo italiano de quaranta giorni (cuarenta días), que llega a nosotros como cuarentena en su variante de lengua española, todo ello bajo el marco religioso de la época, ya que el número cuarenta para el cristianismo tiene hasta el día de hoy un gran simbolismo, desde la cuaresma derivado del latín quadragesima, periodo que se apertura con el miércoles de ceniza y que se extiende hasta la Semana Santa, pasando por los días que nuestro señor y salvador Jesucristo estuvo en el desierto de acuerdo al nuevo testamento (Mateo 4, 1-11), así como los días en que Dios envió el diluvio universal a la tierra (Génesis 7, 12) en el antiguo testamento, todo ello junto con más de un centenar de menciones al número cuarenta en la Biblia.
Para el cristianismo, el número cuarenta siempre estuvo relacionado a un tiempo de penitencia caracterizado por el ayuno.
Volviendo a Ragusa, y consultando la obra de los historiadores Zlata Blazina Tomic y Vesna Blazina, intitulada «Expulsando la Plaga: la oficina de salud para la implementación de la cuarentena en Dubrovnik (1377-1533)» (2015), nos comentan que los registros históricos de la ciudad develan que con fecha exacta el 27 de julio de 1377, se reunieron en la mencionada ciudad 47 consejeros a efectos de tomar medidas ejecutivas contra la plaga, dentro de estas medidas, se encontraba una de prohibición de entrada con excepción y como sigue: «Aquellos que vienen de áreas infestadas de peste no deben ingresar a Dubrovnik o su distrito a menos que previamente pasen un mes en el islote de Mrkan o en la ciudad de Catvat, con fines de desinfección».
Médico de la Plaga, especialista por lo general empírico en el tratamiento de la peste bubónica, no muchos ejercían la profesión médica de forma oficial. Estos médicos a sueldo eran contratados por las ciudades más afectadas y por su naturaleza comunal trataban a todos, ricos y pobres por igual. Acto seguido y con el objetivo de hacer efectivas estas medidas, la ciudad de Dubrovnik contrataría a tres italianos, un médico y dos cirujanos, lo que llevaría al establecimiento de otra innovación, la creación de una Oficina de Salud, a efectos del control de la plaga, a cuyos comisionados se les llamaba los Funcionarios Contra Aquellos que Arriban de Zonas Infectadas con la Peste. El éxito de estas políticas en la contención de la plaga en Dubrovnik, se reprodujo en las ciudades italianas de Milán y Venecia y de allí a la adopción de medidas análogas en todo Europa, siendo esta la genealogía de nuestras políticas en prevención y control epidemiológico a nivel global al día de hoy. Referencias Bibliográficas División de Salud Pública del Estado de Delaware.(2009).«Aislamiento y Cuarentena».En: https://dhss.delaware.gov/dhss/dph/files/isolandquarpisp.pdf Center for Disease Control and Prevention. «History of Quarantine». En: https://www.cdc.gov/quarantine/historyquarantine.html MEDIEVALISTS. (2020). «The Medieval Origins of Quarantine». En: https://www.medievalists.net/2020/03/medieval-origins-quarantine/ BLAZINA TOMIC, Zlata, BLAZINA, Vesna. (2015). «Expulsando la Plaga: la oficina de salud para la implementación de la cuarentena en Dubrovnik (1377-1533)». McGill-Queen’s University Press. ABC. «¿Qué significa el número 40 en la Biblia?». En: https://www.abc.es/sociedad/abci-significa-numero-40-biblia-201602122230_noticia.html Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No. 151 del 17.04.2020». Diario La Verdad. Lima, Perú.
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