¿Qué es la Ética? ¿Qué es la Moral? ¿Cuál es la relación y distinción entre Eticidad y Moralidad? Muchos filósofos a lo largo de nuestra historia han profundizado sobre aquella disparidad, que dicho sea de paso es contemporánea, ya que en el mundo clásico y hasta bien entrada la modernidad, no se hacía ninguna diferenciación tajante entre lo Ético y lo Moral, tomándose por sinónimos, y a lo mucho por una relación entre disciplina y campo de estudio, y que, por lo general, se constituye en el manejo imperante.
Hoy en día, adelantamos, pareciese que no hay un consenso definitivo en torno al tema, y diremos que la relación entre Ética y Moral va a depender de cómo cada enfoque de pensamiento lo plantee. Sin perjuicio de ello, y a nivel social, si es que en diversidad de circunstancias hacemos alusión a lo ético y lo moral, es decir, empleamos los dos conceptos y no tan solo uno de ellos, es que estamos reafirmando que sí existe una diferencia, por más sutil que sea.
De acuerdo con el marco inicial, podemos identificar dos visiones históricas de la relación entre Ética y Moral, la clásica y la contemporánea, o en términos más específicos, la conectiva y la dicotómica. Que coadyuvan, desde cada una de sus aristas, al establecimiento de definiciones.
El enfoque clásico-conectivo, hace referencia a tres formas tradicionales de entender lo Ético y lo Moral. En ello, (i) la Eticidad como sinónimo de Moralidad; (ii) la Eticidad como fundamento de la Moralidad (p.e La Ética cristiana es la base de la moral cristiana); y (iii) la Eticidad como estudio filosófico de la Moralidad (Aquí la Ética se expresa como sinónimo de Filosofía moral. La relación es de disciplina con campo de estudio, la moral –definida como costumbres establecidas pre teóricas– sería el campo de estudio y de reflexión filosófica de la ética, o lo que es lo mismo, la ética como disciplina filosófica encargada de la construcción de teorías en torno a la moral).
Dentro de este enfoque tenemos a una gran grama de pensadores, desde Platón, Aristóteles, pasando por San Agustín y San Tomas, hasta Kant y Fichte. En donde lo ético y lo moral, tiene una relación intrínseca. Y es que el término Ética, es más propio del mundo griego, mientras que el término Moral fue creado por los romanos para hacer referencia a la Ética de los griegos. Al respecto:
«…muy probablemente la palabra “ética” hubiera pasado con similares significados al latín de no ser por Cicerón. Tal vez el problema de distinguir entre estos dos términos se lo debamos a él, porque se propuso “enriquecer” el idioma latino añadiendo la palabra “moral”…Cicerón, Seneca y Quintiliano, entre otros, optan por llamar “moral” aquello que los griegos llamaban “ética”, pero en el sentido de la disciplina filosófica que estudia las costumbres, que es un sentido que ya se había establecido entre los griegos, como lo prueba el que Aristóteles hablara de una “teoría ética” (An. Post. 89b9), y en otros pasajes se refiere a sus escritos como “los tratados éticos”, que son los que se refieren al estudio filosófico de las costumbres y del carácter... En un primer sentido, entonces, “ética” y “moral” vendrían a ser sinónimos, dado que ambas se refieren al estudio de las costumbres» (Ortiz Millán,2016:119).
Así, otros pensadores más contemporáneos, como Kierkegaard, Heidegger y Sartre, tampoco harían una distinción tajante entre Ética y Moral. Esta distinción la establecería Hegel (del cual Kierkegaard era un férreo crítico por ello), y aquí es donde entramos al enfoque dicotómico-contemporáneo.
El enfoque dicotómico-contemporáneo, hace referencia a la progresiva distinción y diferenciación entre los conceptos de ética y moral, entre la eticidad (Sittlichkeit) y la moralidad (Moralitat), establecidos por Hegel en sus obras Filosofía del Derecho (1844) y el Sistema de la Eticidad (1839). Para Hegel lo Ético, es decir, la Eticidad, hace referencia a las obligaciones que tenemos frente a nuestra comunidad, y que se expresan en instituciones como la familia, la sociedad y el Estado (que atañen a la esfera colectiva). Mientras que, por Moral, en ello, la Moralidad, entiende a las obligaciones en el sentido kantiano, como aquellas que se impone el individuo, es decir, que atañen a la esfera personal.
Sin embargo, esta relación dicotómica, posteriormente también se entendería de forma inversa, con filósofos como Strawson (1995), en donde, al contrario de Hegel, la Eticidad se manifiesta como producto de la autonomía y de la conciencia individual, mientras que la Moralidad como producto de la interacción recíproca y la conciencia colectiva, es decir, la distinción entre Ética y Moral pasa a ser análoga a la de Individuo y Sociedad, tanto en Hegel y en Strawson, pero como vemos, bajo diferentes perspectivas.
Por todo lo expuesto, la relación entre Ética y Moral, y por ende la definición de estas categorías que se deriva de dicha relación, tiene un amplio sentido multívoco, es decir, de varias formas de interpretación que son igualmente válidas y que variaran de acuerdo con el enfoque desde el que se parta. Lo cierto es que el enfoque clásico-conectivo es el de mayor uso generalizado que el dicotómico-contemporáneo. Sin embargo, varios filósofos están divididos en ese sentido, algunos como Ortiz Millán (2016) alegan que es fútil seguir insistiendo en abogar por un enfoque diferenciador y son del punto de vista más clásico-conectivo. Por otro lado, filósofos como Gustavo Bueno (1974), abogan más por una variante del enfoque Hegeliano, argumentando que una forma de distinguir el ámbito de la eticidad y de la moralidad, parte de considerar al mismo cuerpo humano como punto de referencia en tanto fuente de los comportamientos.
Así lo Ético, de acuerdo con Bueno, y en ello, las reglas éticas, agrupan a todos los comportamientos que contemplan el cuidado del cuerpo (el alimento, las relaciones sexuales, la enfermedad, la muerte, etc.), es decir, de la persona individual, mientras que lo Moral, y en ello las reglas morales, trascienden al sujeto corpóreo, a la persona, y aplican a todo el conjunto social. Bueno considera en función a ello que el límite de la Ética es la muerte de la persona. Por eso es que, y bajo este enfoque, el más grande dilema y el conflicto manifiesto entre Ética y Moral, se expresa en la idea del sacrificio por un ideal como el amor a la patria. Si la Ética atañe al cuidado del propio cuerpo según Bueno, no sería ético atentar contra la propia vida sea cual fuere la razón, pero sí moral, de acuerdo al caso, en tanto beneficiaria al conjunto social (en una guerra, en un acto heroico).
Como colofón a todo lo expuesto, diremos por nuestro lado que, la relación y por ende definición de los conceptos aquí tratados (Eticidad y Moralidad), va a depender del enfoque de referencia (y sobre todo del uso, en tanto que si nos encontramos en estudios teóricos, el enfoque será el clásico, en cambio si nos encontramos en cuestiones prácticas sobre dilemas, el enfoque posiblemente sea el dicotómico), sin perjuicio de ello, bien entendidos como sinónimos y en mutua relación, bien como cuestiones diferenciadas, nosotros abogamos por una visión integral, en ello, por una validez del enfoque clásico y una progresiva labor de diferenciación producto de la praxis en la que se desenvuelven dichos conceptos. Sin perjuicio de ello, en nuestras investigaciones nosotros siempre hemos sostenido el enfoque clásico-conectivo en sus tres formas, sin dejar de lado por ello otros enfoques. En ese sentido, la diferenciación, consideramos, no constituirá una ambigüedad fútil siempre y cuando no pretenda abogar por el mejor uso de un enfoque por sobre otro, sino por ampliar el rango de significación, en reconocimiento de la variada naturaleza interpretativa antes denotada, en síntesis, y a nuestro parecer, ambos enfoques son adjuntos, ya que uno atañe más al desarrollo teórico, mientras que el otro a la práctica social.
Sin perjuicio de todo lo visto y de nuestra propia postura, aquí hemos abordado los dos enfoques que se manejan para que el lector pueda arribar a sus propias conclusiones, ya que hacemos énfasis en que no hay a la fecha, un consenso unívoco, en la comunidad de filósofos morales al respecto, así que el lector puede adoptar libremente el enfoque que mejor coadyuve al entendimiento de sus reflexiones sobre el tema, o como nosotros, concluir que ambos enfoques son partes integras, desde diferentes aristas, de un mismo fenómeno, y que por ende no hay contradicción insalvable, sino complementariedad.
Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No. 186 del 21.09.2020». Diario La Verdad. Lima, Perú.
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