La dependencia neoliberal frente a la independencia económica nacionalista y la multiporalidad en ascenso
- Israel Lira
- hace 3 días
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De la revisión de la historia de las políticas económicas de Latinoamérica con impacto geopolítico, podemos identificar dos grandes proyectos geoeconómicos cuyos rezagos continúan influenciando la visión política de las cosas y que en cierta forma también se constituyen en resquicios del bipolarismo. Nos referimos pues al Desarrollismo y al Neoliberalismo latinoamericanos. Vayamos al encuentro con la historia vinculada a estas visiones para poder entender con claridad las dinámicas de hoy, que como rezagos, perviven en nuestra visión político-económica de las cosas, tanto en el Perú como en Iberoamérica.
Desde 1870 hasta 1949 podemos decir que en Latinoamérica la visión del desarrollo más solicitada era el enfoque liberal por osmosis de la idea de industrialización al estilo europeo y luego norteamericano. En el periodo de entreguerras [primera y segunda guerra mundial], presenciamos una ligera aquiescencia del naciente industrialismo fascista y soviético en América Latina. Coqueteos que terminaron abruptamente por las exigencias de los Estados Unidos de plegarse a los esfuerzos de guerra y a su visión política y económica de las cosas. La única nación disidente por así decirlo, fue la Argentina de Perón que comenzaba a tomar una posición de soberanía geoeconómica en la región sur, inclusive con tintes nucleares, lo que en adelante se convertiría en algo inaceptable para el poder norteamericano.
De 1950 hasta 1989, asistimos a la lucha entre la idea de bienestar capitalista liberal norteamericano (que se plasmaría en la Alianza para el Progreso de Kennedy) y la idea de bienestar socialista soviético ruso (que daría pie al Consejo de Ayuda Mutua Económica – COMECON). Aquí también hay un tercer actor, la idea de bienestar de las naciones periféricas al bipolarismo, en referencia al Movimiento de los No-Alineados. Pero al final en la arena geoeconómica la influencia hemisférica se reduciría a los dos actores de la Guerra Fría y los no-alineados serian funcionales a uno u otro bloque dependiendo de las circunstancias, en un claro pragmatismo geoeconómico.
Sin embargo, la práctica de ese Tercer Mundo (p.ej. la Yugoslavia de Tito, el Egipto de Nasser, la Indonesia de Sukarno y la India de Nehru), daría las bases teóricas y prácticas de lo que en adelante se conoció como Desarrollismo, la teoría económica del tercermundismo para la industrialización y el bienestar social con soberanía.
El Desarrollismo de los no-alineados dio pautas importantes que definirían al desarrollismo latinoamericano en las figuras de p.ej. Juan Domingo Perón y de Juan Velasco Alvarado, marco de políticas que junto con el Neokeynesianismo, la Teoría de la Dependencia y el Modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones o Modelo ISI, marcarían las políticas públicas latinoamericanas durante gran parte de los 60´s hasta mediados de los 70´s (en algunas regiones hasta finalizar los 80´s incluso). Políticas caracterizadas por impulsos a la industrialización y a la producción nacional, la intervención del Estado para lograr el pleno empleo y la estabilidad de precios, y a superar el estado de dependencia económica respecto de las potencias occidentales.
Desde 1990 (en algunas regiones de Latinoamérica el proyecto neoliberal comenzaría en etapas tan tempranas como en 1973 p.ej. en Chile) hasta el día de hoy, luego de la caída del Muro de Berlín y la disolución del bloque socialista liderado por la Unión Soviética, el bipolarismo dio paso a la realidad unipolar con Estados Unidos y aliados como policías del mundo libre, y con ello el abandono del proyecto desarrollista, tanto por el agotamiento de la propuesta en el exceso de gasto público, como por las recomendaciones (algunas de grado fuerza en el auge de las dictaduras cívicas o militares) de los Estados Unidos, que luego darían lugar al Consenso de Washington.
El Neoliberalismo bajo la tutela de la reducción del déficit público, el control de la inflación y la privatización, hizo del efecto derrame la idea de desarrollo que hasta hoy subsiste en Latinoamérica, lo paradójico es que el efecto derrame es en realidad una idea antidesarrollista, porque parte de la premisa que no se necesitan mecanismos de compensación social desde el Estado para sacar provecho del crecimiento económico, sino que el solo crecimiento económico de por si genera desarrollo, una extensión de la premisa de la autorregulación del mercado, razón por la que el efecto derrame se tiene por una visión fracasada y que solo sigue vigente por razones ideológicas.
En todo Latinoamérica, estas dos visiones, la Desarrollista y la Neoliberal continúan reviviendo pasiones en la política y la economía de la región como es fácil de ver cuando la Venezuela de Maduro y la Argentina de Milei o El Salvador de Bukele y el Nicaragua de Ortega, tienen impases entre sus líderes políticos sobre las formas de como ver el desarrollo en la región. Esta es la razón por la cual solo Brasil, a la fecha, ha podido conformar junto con las potencias emergentes, un bloque geoeconómico trascendental como los BRICS.
Aún el proceso de una visión geoeconómica unificada en Latinoamérica yace en el horizonte por lo antes mencionado, pero ciertamente las arquitecturas multipolares en lo económico están comenzando a marcar la pauta y en el futuro permitirán, a través de su ejemplo, dar los necesarios lineamientos para mayores arquitecturas regionales de cooperación que superen los viejos marcos bipolares. El equilibrio entre Modernidad y Tradición, entre Crecimiento y Desarrollo, entre Mercado y Estado, entre Comercio y Soberanía, es el mensaje de los BRICS a la América Latina profunda, y sobre todo, la idea de que, fuera de las arquitecturas económicas unipolares, también puede haber bienestar social con soberanía o como diría Perón: Soberanía política, independencia económica y justicia social.
Vitam impedere vero
N.NC SC.O TEN.BR LUX
S.L.L
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