(1) De acuerdo con el Plan Nacional de Infraestructura del MINEDU (2017), hay una brecha de infraestructura educativa que asciende a S/. 100,499 millones y que según estimaciones se verá corregida al 60% en el 2025, y al 100% entre el 2030 a 2035, sin perjuicio de ello el Estado solo ha asignado S/ 4 mil millones para dicho propósito en el año 2020, con al menos 27400 instituciones educativas a punto de colapsar, siendo en la Amazonia peruana en donde esta situación es más alarmante; (2) conforme al CADE Educación (2017), otra de las principales problemáticas de la educación en el Perú se constituye en la deficiente formación de los docentes, que a su vez impacta en el proceso educativo de los alumnos. Sin embargo, el Estado ha mostrado tímidos avances en lo que atañe a la revaloración de la profesión docente, y en lo que respecta a la mejora salarial (Andina, 04.11.2020), a lo que se aúna una comprensible actitud hostil del SUTEP en llegar a una solución integral a este respecto que beneficie a ambas partes y que en cierta forma impide la implementación plena de políticas meritocráticas en la educación, como p.e la evaluación docente (reiniciada en abril de 2020 luego de dos postergaciones por presión del SUTEP); (3) la baja calidad de los textos escolares. Desde el año 2013 se identificó, en las escuelas públicas de todo el Perú, libros con datos errados y problemas de coherencia (Panorama, 15.10.2017); (4) hay cerca de 1.3 millones de peruanos que conforman la población de alumnos de escuelas rurales y que se encuentran prácticamente en el más desvergonzado abandono, en lo que respecta a precarias condiciones de aprendizaje, infraestructura y conectividad (Perú 21, 23.10.2020); (5) el Programa Nacional de Alimentación Escolar – Qali Warma, desde su fundación en el 2012, tiene un historial constante de intoxicaciones por desayunos escolares (El Comercio,18.07.2018).
Estas son algunas de las más apremiantes problemáticas inherentes a nuestro sector educativo en un aspecto estructural, y que devienen, como consecuencia de las deficiencias estructurales, en deficiencias de resultado educativo como lo son:
a. Analfabetismo: Si bien la tasa de analfabetismo se ha reducido de 7.1% a 5.9% en los últimos 5 años, aún hay 1 millón 369 mil 295 de personas que no saben leer ni escribir (MINEDU, 08.09.2018).
b. Precariedad en Niveles de Comprensión Lectora y Matemáticas: En el 2018 se realizó la prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes), del 14 de agosto al 30 de septiembre, en donde el Perú ocupo el lugar 64 (de los 79 participantes en las tres áreas de Ciencias, Habilidad Lectora y Matemáticas), a diferencia del año 2012, en donde ocuparía el último lugar de entre los 65 participantes, asimismo, en el 2015, si bien el Perú dejo el último lugar de entre los 69 participantes, ocupó el puesto 63 en Ciencia, 62 en Lenguaje y 61 en Matemática.
c. Inequidad educativa: 6 de cada 10 jóvenes no acceden a educación superior (MINEDU, 31.01.2019), debido a diversos factores, como la demanda laboral, pero se tiene que el principal sería el relativo a las desigualdades socioeconómicas, lo que impacta en el crecimiento de la población de jóvenes que ni estudian ni trabajan, que ya se estima en cerca de 2 millones al cierre del año pasado (Gestión, 07.07.2020).
d. Falta de calidad educativa: A la fecha ha culminado la primera etapa del proceso de licenciamiento de universidades a nivel nacional dando como resultado 92 universidades y 2 escuelas de posgrado licenciadas y 50 casas de estudios con licenciamiento denegado (Andina, 13.01.2021). Ahora lo que toca es que se lleve a cabo un proceso de licenciamiento para la educación básica regular, tanto a colegios públicos como privados.
Identificadas las deficiencias tanto a nivel estructural como de resultados, la pregunta ahora es: ¿Qué hacer? Para responder esa pregunta y plantear algunas medidas al respecto, es preciso responder a otra pregunta: ¿Cuál es el origen de estas problemáticas? Esta respuesta, ya la daban personalidades en cierto sentido antagónicas, como Mariátegui en sus 7 ensayos (en el aspecto teorético) y el General Odría durante la Junta Militar de 1948 (en el aspecto pragmático). En torno a Mariátegui lo siguiente:
«Tres influencias se suceden en el proceso de la instrucción en la República; la influencia o, mejor, la herencia española, la influencia francesa y la influencia norteamericana… La historia de la instrucción pública en el Perú se divide así en los tres períodos que se señalan estas tres influencias… En el proceso de la instrucción pública, como en otros aspectos de nuestra vida, se constata la superposición de elementos extranjeros combinados, insuficientemente aclimatados. El problema está en las raíces mismas de este Perú hijo de la conquista. No somos un pueblo que asimila las ideas y los hombres de otras naciones, impregnándolas de su sentimiento y su ambiente, y que de esta suerte enriquece, sin deformarlo, su espíritu nacional…El sentimiento y el interés de las cuatro quintas partes de la población no juegan casi ningún rol en la formación de la nacionalidad y de sus instituciones…La educación nacional, por consiguiente, no tiene un espíritu nacional» (64º Edición, 1996:105-106).
Por el lado de la Junta Militar:
«En 1949 el presupuesto destinado a la Educación, comparativamente con gobiernos posteriores y anteriores fue uno de los más altos…El presupuesto del sector Educación se elevó de S/. 143´422,584 en 1948 a S/. 466´050,919 en 1955 y el gobierno dio el decreto ley del 3 de diciembre de 1948 creando el Fondo de Educación Nacional que entre los años 1948-1955 ascendió a un total de S/. 139´367,628.35 dinero que se invirtió en: a) Grandes Unidades Escolares en Lima y Provincias…b) Se edificaron los colegios militares Francisco Bolognesi de Arequipa y Leoncio Prado del Callao; c) Las escuelas normales de Varones de La Cantuta; d) Los colegios nacionales Dos de Mayo del Callao, La Unión en Dos de Mayo, Leoncio Prado de Huánuco…etc.; e) Los institutos industriales Hermilio Valdizán en Huánuco y los agropecuarios de Jaén y Huánuco. De esta manera se procuró atender a las graves necesidades de infraestructura, la cual, en conjunto, sobrepasó los ingresos del Fondo de Educación» (Martiniere, 1994:101-102).
Es decir que, la educación en el Perú nunca ha gozado de un espíritu nacional, y siempre ha estado caracterizada por una falta de inversión eficiente (que solo se ha visto atendida en etapas puntuales de nuestra historia como la denotada), siendo que, identificada la génesis de las problemáticas, origen neurálgico de las deficiencias estructurales y de resultado, se tiene pues que, la solución definitiva es obvia: (i) Hay que imprimir a la educación peruana ese necesario e imperativo espíritu nacionalista de la mano de una (ii) fuerte inversión pública y de su eficaz ejecución. Puesto que «una baja inversión en educación está a su vez asociada, con bajas tasas de crecimiento…» (Labaqui, 2003:159). Sin dejar de lado otras estrategias de inversión como las asociaciones público-privadas y las obras por impuestos.
(i) Educación Peruana orientada al Patriotismo: Ello implica la recuperación autónoma de los cursos de Historia del Perú, Historia Universal, Geografía, Economía y de Educación Cívica. Ya que sin perjuicio que el Currículo Nacional de la Educación Básica 2016 contempla las áreas de Ciencias Sociales y de Desarrollo Personal, Ciudadanía y Cívica (a su vez como partes del área de Personal Social), estas no se encuentran desglosadas, acortando con ello las horas de enseñanza. Es decir, actualmente estos cursos mencionados (Historia del Perú, Educación Cívica, etc.) no existen como tales, como cursos específicos y particularizados, sino como temáticas integradas de forma genérica en el área de personal social. Aunado a ello, se hace imperativa la inclusión del curso de Filosofía. Lo que nos lleva a la necesaria revisión y reformulación del Currículo Nacional de la Educación Básica y de sus Programas Curriculares de Educación Inicial, Primaria y Secundaria.
(ii) Elevación del presupuesto público del sector educación y gestión eficiente de ejecución: Recientemente, en diciembre del 2020, se aprobó la Ley No. 31097 que modifica el artículo 16 de la Constitución Política del Perú para efectos de impulsar al sector educación en lo que atañe a financiamiento, disponiendo que, como mínimo, el Estado asigne el 6% del PBI a dicho sector. Teniendo eso en cuenta, ahora nos enfrentamos ante otro problema, la falta de ejecución de este presupuesto por una deficiente gestión pública.
Por citar un ejemplo, de acuerdo con el portal de Consulta Amigable del MEF y al Instituto Peruano de Economía, al 26 de noviembre de 2020, el gasto público en educación ascendía a S/ 23,235 millones, monto que equivale al 71.1% del presupuesto institucional modificado (PIM) 2020 para el sector (S/ 33,460 millones). No obstante, el panorama cambia al considerar el avance de la inversión pública. A la misma fecha, solo se había ejecutado el 34.2% de los S/ 7,378 millones destinados ese año para inversión pública en educación. Así, de los cinco sectores con mayor presupuesto para inversión (transporte, educación, saneamiento, agropecuario y salud), educación presentaba el menor avance. Es decir, se debe buscar una mayor eficiencia con los recursos actuales, elevando el nivel de ejecución y redirigiendo el gasto a aspectos prioritarios.
En ese sentido, señalados los dos vértices generales de una nueva reforma educativa peruana, que deberá estar orientada al incremento de la calidad y la equidad educativa, por la brevedad de la presente, se proponen seis medidas específicas derivadas como:
1. Acelerar el cierre de la brecha en infraestructura educativa: Con el fortalecimiento del PRONIED, y mediante proyectos a cargo de Asociaciones Publico Privadas (APP) y a través de Obras por Impuestos (OxI).
2.Fortalecer los Programas de Formación y Capacitación Docente: Para la revalorización de la carrera docente, con la subsecuente mejora en los procesos de evaluación, y del progresivo incremento de la remuneración a los docentes para la reducción de la brecha salarial.
3. Modernizar, totalmente, la Educación Rural: A través de una reorganización que reconozca un tratamiento diferenciado respecto de la escuela urbana, en el sentido que las necesidades y requerimientos de la escuela rural son distintas en torno a p.e una infraestructura adecuada a la zona (con mayor razón si hay presencia de lluvias intensas como en Áncash) y una asistencia flexible del alumnado por las grandes distancias entre las escuelas y las comunidades.
4.Mejorar la Adquisición de Textos y Materiales Educativos Complementarios: Generando espacios de retroalimentación y órganos de consulta que involucren más a los centros educativos, ya que conforme a la Ley General de Educación, las Instituciones Educativas también tienen como función la de diversificar y complementar el currículo básico, realizar acciones tutoriales y sobre todo la de seleccionar los libros de texto y materiales educativos, buscando así asegurar la máxima calidad de las adquisiciones.
5.Establecer un proceso de licenciamiento para colegios públicos y privados: De la misma forma que se efectuó con las universidades y conforme a unas condiciones básicas de calidad.
6. Reformar el Programa Nacional de Alimentación Escolar: A través de una reorganización administrativa, para garantizar la propia eficiencia del programa y la eficacia en los procesos de compra (una mayor exhaustividad en la selección de los proveedores del servicio alimentario que afiance a su vez la calidad de los productos ofrecidos).
Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No. 215 del 05.04.2021». Diario La Verdad. Lima, Perú.
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