En 1543 se publica de forma póstuma De revolutionibus orbium coelestium (sobre los giros de los orbes celestes), del astrónomo y matemático católico Nicolás Copérnico, en donde se establecen las bases generales de la teoría heliocéntrica, por oposición a la geocéntrica (sistema ptolemaico). A esta obra le siguió el Sidereus nuncius (Mensaje sideral), publicado en 1610 y de la pluma del filósofo, astrónomo e ingeniero católico Galileo Galilei, considerado el primer trabajo científico producto de observaciones con un telescopio, que iría en una línea de reafirmación de la tesis copernicana. Por otro lado, el físico, teólogo anglicano, matemático y alquimista Isaac Newton en 1687 publicaría sus Philosophiæ naturalis principia mathematica (principios matemáticos de la filosofía natural), donde establecería los cimientos básicos de la mecánica clásica bajo sus ya conocidas leyes, así como la ley de la gravitación universal. Y así podríamos seguir con una larga lista de trabajos trascendentales dentro del pensamiento científico, que significaron un antes y un después en nuestra forma de comprender nuestra realidad existencial. Dentro de ese marco tenemos a una obra que en su tiempo causó mucha controversia (y que al día de hoy, producto de una lectura maliciosa que tampoco fue ajena en su tiempo de publicación, aún se reproduce), haciendo alusión al trabajo del naturalista anglicano (agnóstico para varios comentaristas, pero no ateo) Charles Darwin con su Origen de las Especies por Medio de la Selección Natural publicada en 1859. El trabajo de Darwin reúne los datos recogidos producto de 5 años de investigación a consecuencia de un viaje que este realizara por las aguas costeras de América del Sur y el Pacífico en el navío británico Beagle, del 27 de diciembre de 1831 al 02 de octubre de 1836; si bien las ideas evolutivas se encontraban presentes en el pensamiento científico de su época, es con Darwin que la evolución biológica se torna en una teoría que gozaría de una credibilidad científica importante, en la línea de reflexiones de su legado y repercusiones brindadas por William Bynum (2019) que nos servirán de base para la presente. ¿Cuáles fueron pues las ideas centrales de sus planteamientos? Y la pregunta principal: ¿Qué queda del darwinismo al día de hoy? Para responder estos cuestionamientos, es imperativo un muy sucinto prolegómeno, en relación a cuál era la idea que se manejaba respecto de las especies antes de Darwin, y esta idea tradicional era la de la inmutabilidad de las especies biológicas o fijismo, es decir que, la gran mayoría de especies se ha mantenido invariable desde su creación (sin evolución). Por ende, sostener la idea contraria, de que las especies no eran inmutables, y que estaban sujetas a cambios en el tiempo a consecuencia de condiciones ecológicas diversas, para la época y en mismas palabras de Darwin (1844:2), era «como confesar un asesinato». Esto se debía a la disyuntiva entre dos enfoques de la geología de la época, uno en la línea del reverendo Adam Sedgwick (que seguía una visión desde la teología natural, entendiendo a esta última como la búsqueda de evidencia de lo divino sin recurrir a explicaciones sobrenaturales, sino por intermedio de la razón), y quien fuera maestro de Darwin en la Universidad de Cambridge, y otra en el sentido de Charles Lyell, ambos considerados padres fundadores de la geología moderna. Mientras la visión de Sedgwick era de catástrofes periódicas que destruyen especies por completo y de creación de nuevas en su reemplazo acorde a los planes de la inteligencia divina que prepara el terreno propicio para la aparición del hombre. Lyell proponía en oposición a esa visión, el principio de uniformidad, en donde los grupos principales de especies, en ello, peces, reptiles, aves y mamíferos, han estado siempre presentes en la historia geológica de la tierra. Darwin vino a representar un quiebre con aquellas ideas, dando origen a la biológica evolutiva moderna (es decir que, en mayor medida sus teorías siguen vigentes al día de hoy, siendo el gradualismo la más afectada por los avances de la genética moderna y la biológica molecular, en lo que ahora se configura precisamente como neodarwinismo). Cuatro son las teorías centrales del darwinismo: (i) descendencia y variaciones, (ii) selección natural, (iii) el concepto de poblaciones y su tipología (conjunto de organismos en competencia por la supervivencia y la perpetuación de su especie), y (iv) el gradualismo (la evolución como un proceso lento y paulatino). Por la brevedad de la presente solo trataremos sobre las dos primeras.
§ DESCENDENCIA CON VARIACIONES
El árbol de la vida de Darwin, la única ilustración en el Origen, y que describe la estructura y las consecuencias del cambio evolutivo.
Miembros de una especie determinada descienden todos de un antepasado primordial a través de un largo proceso de adaptación y cambio. Darwin graficó para ello un modelo de árbol de la vida o genealógico, que hasta el día de hoy, sigue siendo básicamente el mismo y que está presente en los museos de historia natural de todo el mundo. Y aquí precisamente una disrupción, Darwin nunca dijo que descendíamos directamente del mono, esto en realidad proviene de una afirmación en tono jocoso efectuada a Thomas Henry Huxley por parte del obispo Wilberforce en un enfrentamiento entre ambos que tuvo lugar en 1860:
«…tanto Huxley como Wilberforce habían entendido mal el verdadero argumento darwinista: no descendemos de los monos. Más bien, todos los primates –monos, simios y seres humanos– han tenido antepasados comunes. Los simios son nuestros primos, no nuestros abuelos. Y si recordamos la insistencia de Darwin en la ascendencia común, unos primos muy cercanos. Pero en la visión darwiniana del árbol ramificado de la vida, las especies actuales no son los antepasados de otras especies actuales» (Bynum, 2019: 42).
§ SELECCIÓN NATURAL
El motor principal de la evolución de las especies es la selección natural, entendiendo a esta última como un fenómeno en donde las condiciones ecológicas determinan la supervivencia de las especies en función a su mayor o menor grado de adaptabilidad al entorno:
«La selección natural es tal vez la idea más presente al día de hoy, con el desarrollo de organismos resistentes a nuestros antibióticos e insecticidas» (Bynum, 2019: 49).
Referencia bibliográficas BYNUM, William. (2019). Estudio introductorio. En: El Origen de las Especies por Medio de la Selección Natural. Penguin Random House. Bynum es catedrático emérito de historia de la medicina en el University College de Londres. Es autor de varios libros, entre los que cabe destacar Pequeña historia de la ciencia, así como Science and the Practice of Medicine in the Ninteenth Century, Oxford Dictionary of Scientific Quotations y Great Discoveries in Medicine. DARWIN, Charles. (1844). Carta a J.D.Hooker. En: Correspondence, vol.3. Bibliografía DARWIN, Charles. (1859). El Origen de las Especies por Medio de la Selección Natural. Penguin Random House. Edición de 2019. Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No. 133 del 20.01.2020». Diario La Verdad. Lima, Perú.
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