Ya lo dijo el filósofo ruso Alexander Dugin, el anticomunismo y el antifascismo son funcionales al liberalismo, y asimismo el marxólogo italiano Diego Fusaro, muchos tontos de izquierda combaten un fascismo inexistente.
En la misma línea, el crisolismo no es, ni puede, ni será anticomunista o antifascista, porque su crítica principal es contra el liberalismo en tanto sistema hegemónico. Por lo que los estudios crisolistas analizan conocimientos, estética y praxis comunistas y fascistas por igual, y ello es porque se sigue un enfoque objetivo de rescatar lo mejor de estas teorías, para la construcción de una propia postura nacionalista y revolucionaria.
Si bien el holismo es el pecado de toda idea nueva, hay principios neurálgicos que permiten efectuar una clara línea demarcatoria entre ellos y nosotros siguiendo a Carl Schmitt. Al día de hoy, una postura disidente es tal porque está en contra de un sistema hegemónico, por lo que la única oposición que no ha caducado es la anti-liberal. El fascismo fue derrotado en 1945, el comunismo bajo su forma de socialismo real, cayó en 1991. Por lo que ser anticomunista y antifascista en un contexto en donde ya no hay pugna de estos sistemas por la hegemonía, es invisibilizar al sistema hegemónico: el liberalismo en todas sus formas (liberalismo clásico –ahora neoliberal y posliberal–, conservadurismo liberal –liberales en lo económico, conservadores en lo social–, liberalismo progresista, socioliberalismo y libertarismo, sin perjuicio de también efectuar una revisión crítica de estos planteamientos, así como una crítica a las críticas existentes o metacrítica).
Una postura sensata hoy en día, debe de ser crítica con todas las ideologías políticas que se aplicaron en el Perú, pero en lugar de seguir una espiral infructífera de mero reaccionarismo, debe abogar por una postura propositiva que concilie ciudadanos.
En síntesis, muchos se llenan la boca argumentando contra la lucha de clases, pero no hacen nada para que esa lucha se torne en conciliación y al contrario continúan bajo una postura anticomunista o antifascista, que conlleva a una extrapolación ficta, cuando lo que se necesita al día de hoy, para construir una teoría nacional, es un enfoque metacrítico, metaliberal, metacomunista y metafascista. Ir más allá de esas ideologías implica reconocer sus grandes fracasos pero también sus grandes éxitos, para cumplir el principio de armonía que es central, dicho sea de paso, en la Doctrina Social de la Iglesia. Esto, se considera, humildemente, es la forma en cómo se tiene que abordar el tema, para sentar las bases de una total y absoluta unidad nacional.
Viene bien en refrendar las palabras del político británico Oswald Mosley a este respecto:
«También puede parecer una paradoja reclamar ser del centro cuando mis programas políticos pueden parecer a veces estar a la izquierda de la izquierda y otras veces a la derecha de la derecha. Es un centro incómodo, porque es en esencia dinámico y no estático, pero el punto de equilibrio, en esa fluida y progresiva política, es indudablemente el centro. Para salir airosamente de la continua crisis de nuestro tiempo, es necesario formar un centro con lo mejor de la nación, procedente de izquierda y derecha, decidido a la acción política por la supervivencia y la grandeza del país. La aparente paradoja se produce porque el programa estaba pensado entonces para llamar a la acción a toda la nación. Mi arriesgada combinación de «socialismo» e «idea de imperio» en las elecciones de 1918, fue la primera y cruda expresión de esta síntesis política, y esto ha continuado hasta el presente, no ya en términos de síntesis, sino también de nuevas creaciones en los más amplios campos y con visión de futuro. (...) Mi posición empezaba a adoptar ya alguna forma con la teoría política de que no puede haber orden ni estabilidad sin progreso, ni progreso sin orden y estabilidad. Una síntesis de la izquierda y la derecha era una necesidad práctica de la vida política» (Mosley,1973:68).
Referencias bibliográficas
MOSLEY Oswald. (1973). Mi vida: autobiografía de Oswald Mosley.
Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No. 111 del 07.10.2019». Diario La Verdad. Lima, Perú.
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