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Foto del escritorIsrael Lira

Aprismo e Indoamericanismo

Actualizado: 8 jun 2021



El suicidio de Alan García Pérez en abril de 2019, al verse acorralado por la justicia, determinó que el APRA también muriera como partido. Algunos dirán, pero el APRA no es Alan García, son sus militantes. En ese sentido, y en el Día de la Fraternidad Aprista por los 125 años del natalicio de Víctor Raúl Haya de la Torre, el pasado 22 de febrero de este año, el mensaje del padre Felipe Córdova durante la liturgia, expresaría frente a los allí presentes que: «Hay que tener la hidalguía de reconocer los errores» y «no podemos fallar una vez más».


A lo mencionado se aunó el anhelo del candidato aprista al Congreso, Renzo Ibañez, en las elecciones del 26 de enero, manifestando la exigencia de una renovación del aprismo, asimismo, y dirigiéndose a los militantes apristas, expresó que era necesario: «Un nuevo discurso que nos permita entrar nuevamente en el corazón de los peruanos».


Aun encontrándose frescas estas declaraciones, éramos testigos de la derrota total del APRA en las elecciones congresales, no logrando pasar la valla electoral, a la vez que salieron a la luz las irregulares coordinaciones entre los apristas Luciana León y Mijael Garrido Lecca, respecto de la ocultación de información de aportantes a la campaña política de este último. Es decir, de muerto, el APRA pasó a ser un muerto viviente, y aun cuando no esperábamos nada de ellos, seguían decepcionándonos.


Por nuestro lado, el rechazo y desprecio no es tanto al aprismo (como teoría política) en sí misma, ya que uno de nuestros rubros de investigación es el análisis crítico y objetivo de las teorías políticas, y ciertamente tanto el aprismo como el socialismo son parte importante de la historia de las ideas políticas en el Perú, puesto que han movilizado en sus tiempos de auge varias aspiraciones populares. Experiencias de las cuales se pueden rescatar varias ideas, mientras se descartan las ampliamente probadas como fracasadas; siendo así que nuestro desprecio se dirige hacia los apristas, por ello es que el deseo personal que compartimos en la presente, es que a estas alturas, el mejor bien que puede hacer el Partido Aprista al país es declarar su disolución, que la Casa del Pueblo se convierta en Museo, y poner fin con ello a un capítulo de la historia política peruana que ya no puede seguir aportando nada más, y que lo único que hace es estorbar.


Como sentenciaría el recientemente fallecido pensador peruano Julio Cotler en su última entrevista para El Comercio en noviembre de 2015: «Alan, Fujimori y Abimael. Los tres destruyeron el país. Cada uno a su manera. La gente sigue sin tomar en cuenta cómo el país se ha destruido. Lo que no deja de sorprenderme es la capacidad de recuperación. Porque lo que tenemos viene de ahí. En los años 70 teníamos sindicatos, federaciones, asociaciones. Desapareció todo de un tajazo. Esta es una de las sociedades más débiles de América Latina».


Visto lo expuesto, y si es menester efectuar una labor de revalorización del pensamiento teórico-político peruano que tiene una fecundidad ampliamente demostrada, es necesario para ello, llevar bien lejos el legado de los fundadores de los partidos, de aquellos actuales que dicen representarlos, que configuran una mera pareidolia pusilánime. Llevar a Víctor Raúl Haya de la Torre bien lejos del APRA, esa es nuestra sentencia, que con los matices del caso, creemos también se aplica a las figuras de nuestra historia política más relevantes como Manuel González Prada y José Carlos Mariátegui.


La pregunta ahora es: ¿Qué proponía el aprismo originario como teoría política? El aprismo junto con el socialismo en el Perú, se presentaron como respuestas originales a su contexto. Una realidad deseosa de cambios políticos, económicos y sociales, que dejara atrás la realidad cuasi-feudal (gamonalismo, latifundismo) que el Perú vivía a comienzos y mediados del Siglo XX.


No se puede entender a cabalidad el proyecto aprista originario, sin ponerlo frente al otro proyecto alternativo desde el socialismo. Mientras Haya quería crear un marxismo vernacular propio, originario de estas tierras, Mariategui apostaba por un marxismo nacional. Mientras Haya cantaba la Marsellesa, Mariátegui hacía lo propio con La Internacional. Así tenemos que dos son las bases estructurales del aprismo como teoría política, en ello, la contextualización del marxismo, y la importancia del factor cultural.


En torno a la contextualización del marxismo, mientras Haya aboga por la superación, el ejercicio de Mariátegui es de aclimatación. Al respecto:


«Víctor Raúl Haya de la Torre realizó el esfuerzo inicial en formular un “marxismo vernacular”, diferente a la forma nacional del marxismo que propugna José Carlos Mariátegui, acusándolo de europeizante en contradicción con el indoamericanismo. “Mientras Víctor Raúl Haya de La Torre, acentuando la particularidad distintiva del “espacio–tiempo indoamericano”, busca en su contextualización del marxismo la superación de éste en el sentido expreso de dejarlo atrás con una forma de interpretación superior, se preocupa José Carlos Mariátegui, quien por su parte subraya el carácter esencialmente mundial o internacional del socialismo, por incorporar la particularidad americana, sin negarla ni amputarla, sino con plenos derechos, en el contexto de la historia mundial (…). Por eso su intento de aclimatación del marxismo se entiende como una aplicación creativa del método de Marx en la que se da cuenta de la peculiaridad latinoamericana y se continúa a la vez la tradición marxista. Esta diferencia teórica y metodológica es fundamental para legitimar las diferencias del indoamericanismo de uno y de otro» (De la Fuente, 2007:87).

Este marxismo-socialismo vernacular aprista, daba una importancia al factor cultural sin dejar de lado el factor clasista, así la lucha en la teoría aprista, transforma la tradicional lucha de clases (proletariado-burguesía), en lucha de pueblos (tres clases populares –campesinado, proletariado y pequeña burguesía– contra la oligarquía), base de lo que sería el indoamericanismo:


«Contra todo populismo e indigenismo ahistórico, se plantea evitar el regreso a un estado primigenio para situar el problema en el proyecto histórico de una América Latina reorganizada por el socialismo. El marxismo–socialismo “vernacular” de Haya de la Torre, se explica a partir de la particularidad de su teoría sobre el “Espacio–Tiempo–Histórico” que lo deja postergado en su forma de interpretación del carácter mundial o internacional del socialismo, incorporando la realidad americana en el contexto de la historia mundial. Haya de la Torre no reconoce la lucha de clases y al proletariado como el sujeto del cambio revolucionario; la reemplaza por “una lucha de pueblos” y al proletariado lo reemplaza por un frente pluralista o “alianza popular” que busca el desarrollo y la reivindicación de todos. Con su postura, postula una “tercera vía” entre capitalismo imperialista y el comunismo europeizante que le achaca a Mariátegui. Pretende fundar un estado antimperialista para un capitalismo nacionalista. En resumen, el aprismo es la corriente política de las clases medias radicalizadas, desplazadas hacia la izquierda de la pequeña burguesía, considerado por sus detractores como populismo» (De la Fuente, 2007:93).

Así de acuerdo al propio Haya (1940:483) el Indoamericanismo se configura como «la etapa revolucionaria de nuestra América y la síntesis de la oposición de contrarios que impulsan el devenir de nuestra historia». Etapa superior del concepto de Patria Grande popularizado por el argentino Manuel Ugarte en 1922, y conclusión de un proceso histórico que comenzó siendo Hispano o Ibero América, pasando por América Latina y que luego a consideración de Haya llegaría a su máxima expresión como Indoamérica. En ese sentido:


«Indoamérica es más amplio, va más lejos, entra más hondamente en la trayectoria total de nuestros pueblos. Comprende la prehistoria, lo indio, lo ibérico, lo latino y lo negro, lo mestizo y lo cósmico (recordando a José Vasconcelos) (…) Hispano o Iberoamérica es igual a Colonia; latinoamericanismo igual a Independencia y República; panamericanismo, igual a Imperialismo; e indoamericanismo, igual a Revolución, afirmación o síntesis del fecundo y decisivo periodo de la historia que vivimos» (Haya, 1938:483).

Como colofón a la presente, cabe mencionar que se puede reconocer la influencia de la visión como de los puntos expuestos en el Programa Máximo y Mínimo del Aprismo (1931), en las políticas del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (1968-1980) bajo el lema del Plan Inca: «Ni capitalista, ni marxista-leninista».


«Después de sesenta años de protagonismo en la política nacional, las aspiraciones e ideas de Víctor Raúl Haya de la Torre, de sus militantes y seguidores, paradojal e irónicamente servirán de inspiración al gobierno militar del General Juan Velasco Alvarado» (De la Fuente, 2007:93).

Referencias Bibliográficas



DE LA FUENTE, José Alberto. (2007). «Victor Raúl Haya de la Torre, el APRA y el Indoamericanismo». Anuario de Filosofía Argentina y Americana, nº 2. En: https://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/3433/delafuentecuyo24.pdf


HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl. (1938). «El lenguaje político de Indoamérica», en Leopoldo Zea (comp.), Fuentes de la cultura latinoamericana, México, FCE., 1993, vol. II, p. 483-4.


HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl. (1940): «[…] no nos avergoncemos de llamarnos indoamericanos […]», p. 483, en Fuentes de la cultura latinoamericana, ob. cit., vol. II, p. 483.


HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl. (1931).«Programa Mínimo del Partido Aprista Peruano». En: https://www.marxists.org/espanol/haya/1930s/1931agosto.htm


APRA CUBANO. (1935). «Programa Máximo de la Alianza Popular Revolucionaria Americana». En: https://cavb.blogspot.com/2006/09/plan-de-accin-inmediata-o-programa.html


Bibliografía





Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No. 163 del 15.06.2020». Diario La Verdad. Lima, Perú.

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