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Foto del escritorIsrael Lira

Castillismo y Fujimorismo: epílogo



A pesar de que ya se prevé como inminente la proclamación del profesor Pedro Castillo como Presidente de la República del Perú para el periodo 2021-2026, la batalla legal del Fujimorismo continúa, de forma languideciente pero sostenida, en la que no solo están presentes los militantes de Fuerza Popular (en referencia a las últimas apelaciones a los Jurados Electorales Especiales) sino también sectores que se encuentran en la periferia de la derecha liberal conservadora, como ha sido el caso de la ex lideresa del Partido Popular Cristiano, Lourdes Flores Nano, quien (ha estado a cargo de la defensa legal de Fuerza Popular ante el Jurado Nacional de Elecciones y que) le ha dado a Castillo el apelativo de «ciudadano proclamado presidente», un tecnicismo muy conveniente para evitar llamarlo presidente stricto sensu.


Estas posturas, junto con las de la ciudadanía que se aferra a la idea del fraude electoral, a pesar de que la Organización de Estados Americanos (OEA) –sin perjuicio de las críticas que podamos tener con esta última como institución– ya ha precisado en varias oportunidades que la actuación de los órganos electorales peruanos se ha ajustado a ley, y todo indica que, dentro de un marco de contraste empírico contingente, ha sido así, a pesar de ello, la idea del fraude no pierde fuerza ¿Por qué? Tenemos dos hipótesis al respecto, y que están en relación con principios fundamentales de la teoría democrática desde un enfoque de filosofía política aplicada, en ese sentido, dos son las ideas centrales que como peruanos –al parecer– aún nos cuesta interiorizar. Una de carácter general y otra particular.


La de carácter general tiene que ver con un aspecto teorético populista (entendiendo al populismo no de forma peyorativa sino como expresión o narrativa vinculada al pueblo), en ello, la misma conceptualización de la idea de democracia cómo el empoderamiento de la voluntad popular mayoritaria; mientras que la segunda guarda más vinculación con la praxis, en el sentido de que la democracia también implica, necesariamente, la posibilidad de desestabilizar a un poder constituido (Innerarity, 19.06.2018, El País). Y lo expuesto, precisamente, estos dos elementos, en todos estos meses post elecciones, con los matices del caso, es lo que hemos presenciado.


Estas son las cuestiones cíclicas del ruedo político en el universo peruano. Aquí no se está entrando a tallar en todas las implicancias que los epígonos del Castillismo y el Fujimorismo puedan tener al respecto, sino en una mirada crítico-objetiva de la dinámica política contemporánea. Y en esa mirada, podemos ver que mientras los fujimoristas aún sufren el sopor de la derrota, los castillistas ya se están preparando para el futuro mediato. No por apariencia sino por cuestión comprobada, y estos alcances nos lo da el físico nuclear Modesto Montoya en su última reunión con Pedro Castillo y quien al respecto nos dice lo siguiente:


«Estoy muy contento de haber conversado con el profesor (Pedro) Castillo porque he confirmado su buena voluntad para que el país avance. Un país en estos tiempos avanza con educación. Un pueblo que no está educado está condenado a la pobreza y el objetivo, en mediano y largo plazo, es tener una educación gratuita y de calidad para todos... también con ciencia y tecnología, como lo hicieron otros países que han desarrollado su tecnología y dejaron la pobreza» (La República, 17.07.2021).

Por el bien del Perú, esperamos que el nuevo gobierno entrante sepa encausar aspiraciones populares, demandas relegadas y sobre todo brindar la tan ansiada seguridad socioeconómica que muchos –a veces desde el prejuicio y otras desde fundadas atingencias– creen amenazada.


Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No. 229 del 19.07.2021». Diario La Verdad. Lima, Perú.

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