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Foto del escritorIsrael Lira

Heráclito y el Panta Rhei

Actualizado: 17 mar 2022


A través de la historia, se ha abordado el tema de la legitimidad del conocimiento, de qué es lo que realmente vale como conocimiento. Sin embargo, ello nos remite necesariamente a una historia del pensamiento filosófico, como ineludible referencia al fenómeno del conocimiento científico. Dicho esto, reconocemos tres periodos en la historia sobre la conceptualización de la gnoseología como rama de la filosofía, siendo así que tenemos un periodo antiguo, medio y moderno.


Dentro del periodo antiguo, que se desarrolla del siglo VII a.c al III d.c., aun no podemos hablar de una gnoseología propiamente dicha, sino de pensamientos dispersos, que influenciaran en el posterior surgimiento de teorías y posturas netamente gnoseológicas. De este periodo, por la gran bastedad de filósofos y pensadores, resaltaremos a cinco, en ello, a Heráclito de Efeso, Parménides de Elea, Sócrates, Platón y Aristóteles.


De acuerdo con autores como Giovani Reale y Dario Antisieri (1995), el desarrollo de la filosofía antigua pasa primero por una etapa naturalista, en donde los esfuerzos filosóficos se centran en la phisys o la naturaleza. Varios filósofos de la antigüedad trataron de explicar la naturaleza a través de un principio neurálgico u originario. Así tenemos que, para Tales de Mileto, el principio originario, causa de todas las cosas que son, era el agua; para Anaximandro de Mileto, lo era el a-peiron; mientras que para Anaxímenes de Mileto lo era el aire.


Dentro de esta misma línea de pensamiento naturalista, se encuentra Heráclito de Efeso. Heráclito sostenía que el principio fundamental de todas las cosas se encontraba en el fuego, ello debido principalmente a su visión sobre un mundo dinámico, eternamente cambiante:


«No podemos bañarnos dos veces en el mismo rio y no se puede tocar dos veces una substancia mortal en el mismo estado, sino que a causa de la impetuosidad y la velocidad de la mutación, se dispersa y se recoge, viene y va”; Bajamos y no bajamos al mismo rio, nosotros mismos somos y no somos».

Sentenciaba su filosofía: «Todo se mueve», «todo fluye», «panta rhei». Este pensamiento precisamente no nos sería muy útil para el conocimiento científico actual, ya que, si todo está en constante cambio, la investigación sobre un determinado fenómeno sería inútil, ya que los datos obtenidos, no nos servirían más que para entender ese momento efímero, y no para sustentar leyes universales certeras para todos los momentos. Es por ello que el aporte principal de Heráclito a la filosofía occidental y a la gnoseología, reside en que el hecho del panta rhei, necesariamente nos remite a una importancia de los fenómenos, de los hechos y por ende de la experiencia, del movilismo en el mundo. Una de las primeras bases del empirismo.


Sin perjuicio de lo anterior, el principio del dinamismo universal fue el principal aporte de Heráclito. Ello sustentado en la idea del devenir, que, según Heráclito, se caracteriza por un constate paso de un estado a otro: «…las cosas frías se calientan, las calientes se enfrían, las húmedas se secan, las secas se humedecen, el joven envejece, lo vivo muere, pero de lo que ha muerto renace otra vida joven, y así sucesivamente». Como podemos ver, esta armonía y unidad de contrarios es la base del pensamiento de Heráclito, que luego tomara Hegel para su Lógica.


Referencias bibliográficas

REALE, Giovanni, ANTISIERI, Dario. (1995). Historia del Pensamiento Filosófico y Científico. Tomo I. Editrial Herder.

Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No. 60 del 20.08.2018». Diario La Verdad.

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