«La paternidad del éxito en una operación de índole militar, cuando el triunfo acompaña a la empresa, suelen atribuírsela, a veces, los que en la misma intervinieron, como partes integrantes de todo el complicado mecanismo que su planeamiento, ejecución y realización exigió.
En cambio, si la operación fracasa y sobreviene el desastre, la responsabilidad de la derrota recae íntegramente sobre el jefe, ya que los que intervinieron en ella se consideran simples ejecutantes de las órdenes recibidas».
Mariscal del Perú Eloy G. Ureta M.
A nivel de Iberoamérica, las principales potencias militares de la región son Brasil, Colombia, México, Argentina y Chile. El Perú, de acuerdo con el top 10 de las potencias militares de la región, se encontraría en el cuarto lugar conforme al ranking de poderío militar efectuado el año pasado por Global Firepower (RT, 24.02.2020). Sin embargo, hay que precisar que las variables tomadas en cuenta para la elaboración de la lista bajo comentario fueron: el presupuesto que cada nación tiene en defensa, los miembros en actividad, el número total de aeronaves, el número de tanques, y la fuerza naval total. Es decir, variables netamente cuantitativas, ya que para nadie es novedad que, si tornásemos estas variables en cualitativas, es decir, nivel de eficiencia de ejecución del presupuesto de defensa, nivel de preparación del personal en actividad, calidad de las aeronaves, tanques y fuerza naval, pues, los resultados dejarían mucho que desear, y es que la modernización de nuestras fuerzas armadas aún es una tarea pendiente, y hasta el día de hoy lo único que se hace es tratar de renovar el material bélico existente (por falta de voluntad política para comprar armamento nuevo), es decir, p.ej. en lo que al Ejército respecta, tornar la chatarra soviética que tenemos en algo medianamente funcional (T-55 repotenciados), lo que no es otra cosa que una pareidolia jocosa de modernización.
Cada nación en la región tiene sus propias directrices para la defensa nacional, y en lo que en los países de América Latina se ha llamado el «Libro Blanco». Documento vértice y neurálgico que se actualiza conforme a las necesidades apremiantes y cambiantes y que brinda por ello la visión integral del sector defensa, así como también sirve como documento de seguimiento de avances en modernización y reformas implementadas. Tal es su grado de importancia, en el sentido que, plasma la metodología de planificación de este sector, es decir, el norte estratégico a seguir para la defensa nacional sin el cual no se puede tener una orientación clara y menos políticas estatales concisas y eficientes.
Por irnos a ejemplos concretos, la hermana nación de Chile actualmente (al menos de la información que se colige y que es de acceso público) trabaja con la cuarta versión de su libro blanco (Libro de la Defensa Nacional de Chile) y que señala para efectos ilustrativos lo siguiente:
«El documento que ponemos a disposición de la comunidad nacional e internacional se estructura en torno a ocho partes: • El Estado de Chile • El contexto político y estratégico internacional • La Política de Defensa Nacional • La Política Militar • Los recursos financieros de la Defensa • Probidad, transparencia y control • Las capacidades de la Defensa Nacional y • Aportes de la defensa al desarrollo» (Ministerio de Defensa Nacional de Chile, 2017:13)
En el caso del Perú aún estamos en proceso de actualización del primer libro blanco de 2005 que fuera emitido durante el gobierno de Alejandro Toledo y cuando era Ministro del Interior Roberto Chiabra León, por lo que se expone en la Resolución Ministerial No. 0262-2020-DE/SG de fecha 11.03.2020 del grupo de trabajo para la elaboración de un nuevo Libro Blanco. Es decir, en pleno 2021 nuestro sector defensa sigue guiándose por lineamientos de hace 16 años, lo cual es, desde todas las aristas, inaceptable, siendo este el punto basal del cual se derivan todas las problemáticas que atañen al sector defensa y de las cuales resaltamos algunas como:
a) La Obsolescencia del Equipamiento Militar: La última gran modernización de nuestro arsenal militar se llevó a cabo durante el Gobierno Militar del General Juan Velasco Alvarado en la década de 1970, reemplazando p.ej. el lote de 51 tanques M4A3 Sherman que se había recibido de los Estados Unidos en la década de 1940, por los T-55 de la Unión Soviética, que, en su momento, colocaron al Ejercito del Perú en la vanguardia regional en lo que a blindados se refiere (Infodefensa, 30.06.2018). A la fecha continuamos prácticamente con el mismo arsenal de aquellos tiempos, lo que ha hecho que nuestro parque de blindados, de nuevo, este completamente obsoleto y que el CEMABLIN (Centro de Mantenimiento de Blindados) se encargue de recuperar a duras penas un material que ya debería desecharse.
b) Falta de Fortalecimiento de las Capacidades de Defensa de la Nación: La obsolescencia del equipamiento militar trae como necesaria consecuencia la diminución de las capacidades disuasivas de nuestras fuerzas armadas y dificulta el cumplimiento de objetivos ligados a la seguridad y la defensa de la nación.
c) Ralentización de las Contrataciones y Adquisiciones del Sector Defensa (Vía la Agencia de Compras de las FFAA): A lo que se aúna, el descarte de compras consideradas de imperativo histórico, como las frustradas negociaciones con la empresa rusa Rosoboronexport, en la compra de tanques T-90S (Infodefensa, 05.06.2014).
En función a todo lo expuesto, y dada la brevedad de la presente, brindamos algunas medidas para viabilizar un proceso definitivo de modernización del sector defensa del Perú:
1. Acelerar la elaboración del nuevo Libro Blanco de la Defensa Nacional: Para contar con una línea estratégica del sector defensa actualizada a las nuevas exigencias nacionales.
El año pasado se conformó un grupo de trabajo sectorial para la formulación del proyecto de nuevo Libro Blanco de la Defensa Nacional, suponemos que sus actividades se vieron paralizadas por la declaratoria de emergencia nacional y la posterior cuarentena, ya que no se desprenden mayores avances de la información que obra en el portal del Estado, por lo que es preciso efectuar el correspondiente seguimiento y finiquitar en el corto plazo sus objetivos.
2. Modernizar, totalmente, el inventario militar y finiquitar compras históricas: Dentro de estas compras históricas, están las de renovar por completo nuestro parque de blindados, y en ello, finiquitar de una vez por todas, la compra de tanques T-90S, y otras adquisiciones históricas en la Fuerza Aérea y la Marina de Guerra.
3. Fortalecer, ejecutar y ampliar los lineamientos para optimizar las políticas en recursos humanos de las FFAA: El año pasado, y mediante Resolución Ministerial No. 0006-2020-DE/VRD, se aprobaron los lineamientos para optimizar las políticas de recursos humanos, materiales y presupuestales del Sector Defensa, y dentro de sus puntos más resaltantes se precisan algunos como: garantizar el otorgamiento de los beneficios, de acuerdo a ley, para el personal militar y civil con discapacidad ocasionados por actos del servicio; asegurar que el personal militar, particularmente el personal del servicio militar voluntario, reciba la dotación de alimentación, uniformes, materiales y equipos de manera oportuna en la cantidad y calidad necesaria; implementar un programa de reinserción laboral para el personal militar que pasará a la situación de retiro; optimizar los procesos de calificación de los Veteranos de Guerra, Defensores de la Patria, Excombatientes, Defensores de la Democracia, y otros que la ley lo determine, con el fin de asegurar su debido reconocimiento y otorgamiento de beneficios; crear un sistema funcional integrado de salud para el personal militar en situación de actividad y retiro y derecho habientes, priorizando la atención del personal combatiente potenciando la capacidad operativa para la defensa en cumplimiento de la Política Pública, etc.
Es preciso hacer efectivo estos lineamientos, así como ampliarlos para mejorar las condiciones de la familia militar, y eso también incluye a los licenciados de todas las ramas de las FFAA.
Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No. 220 del 21.05.2021». Diario La Verdad. Lima, Perú.
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