El altruismo puede ser abarcado desde dos ramas de estudio, en ello, por medio de un enfoque filosófico, y por otro que atañe a la etología (indagación científica en torno al comportamiento tanto humano como animal) y a la biología evolutiva (estudio de los cambios biológicos de las especies a través del tiempo como de sus relaciones de parentesco o filogenia). En el enfoque filosófico, haciendo particular énfasis en la filosofía social, ya casi nadie recuerda o ha sido producto de un sopor conveniente, que el término altruismo fue acuñado por el pensador francés Augusto Comte en 1852 en su obra «Catecismo Positivista», como propuesta alternativa a la concepción cristiana de caridad y conceptualizada como: «el interés no egoísta en beneficio de otros».
El altruismo así entendido, y que nace como altruisme, se configura en una respuesta secular al dogma cristiano, como parte de una etapa final, de acuerdo a la visión evolutivo-social comtiana de los tres estadios. Para Comte, la historia del hombre guiada por la idea de progreso lineal, está destinada de manera irrevocable a pasar por tres periodos o estadios socio-temporales. Uno teológico, otro metafísico, y finalmente uno positivo. Siendo que estas tres etapas son excluyentes entre sí, en donde la religión es reemplazada por la metafísica, y estas dos a su vez, por la ciencia. Bajo un enfoque comtiano, la caridad sería propia del estadio teológico y metafísico, en donde se desarrolló el cristianismo, mientras que el altruismo lo es a la etapa científica. En ese sentido, rechaza las manifestaciones religiosas propias de las etapas teológica y metafísica (el panteísmo y el teísmo), pero aun con todo ello, reconoce que la esencia misma de la religión es de por si inherente a la condición humana, (en tanto el hombre siempre se guía por un trascendental) y que coadyuva a la unidad social. Por lo que llegado a un estadio científico, ello también determinará el surgimiento de una religión secular. Una religión secular, en donde la humanidad, hipostasiada, se torna en la figura del Gran Ser, como parte de una nueva trinidad, en donde el gran ser reúne al espíritu de todos los hombres de progreso que han contribuido al desarrollo del género humano. Al respecto: «Ebrio de la idea de la religión de la Humanidad, Comte funda el culto trinitario basado precisamente en el Gran Ser (el género humano), el Gran Fetiche (la tierra) y el Gran Medio (el espacio). Además coloca en el centro de la actividad intelectual al altruismo (término de su invención), en que la religión de la Humanidad encuentra su celebración y realización» (Cipriani.R, 2011). Sin perjuicio de estas consideraciones, sabemos que la idea de progreso lineal infinito es una visión idealista que sustenta sesgos cognitivos en muchos intelectuales, en tanto que un hecho claramente contrastable al día de hoy es que, estos tres estadios comtianos, a la fecha, conviven pacíficamente (con roces jocosos y con acercamientos fructíferos) en un mismo estadio socio-temporal. La ciencia no ha reemplazado a la religión y mucho menos a la metafísica, en tanto estos tres saberes cumplen funciones distintas en el acervo gnoseológico humano. Visto el enfoque filosófico, queda por ver el enfoque etológico y biológico evolutivo. Trivers (1971), siguiendo la conceptualización darwiniana, define al altruismo como:
«...un comportamiento que beneficia a otro organismo no relacionado en nivel de parentesco y en aparente detrimento del organismo que se comporta de tal manera».
Dejaremos de lado los signos de altruismo en los animales para concentrarnos en la especie humana. El altruismo en las ciencias biológicas, implica dos elementos, un ser vivo que actúa de forma altruista y un beneficiario de dicha acción altruista. El altruismo se espera que sea recíproco, pero ello no implica que siempre lo sea, siendo que aquellos que no responden a la acción altruista con una actitud análoga, anulan para sí, la oportunidad de una ayuda similar en el futuro, que incrementa de forma exponencial si dicha se hace pública, esto como uno de los tantos mecanismos que se expresan por intermedio de la selección natural para equilibrar la balanza en favor de individuos que se comportan de forma altruista (amistoso, agradecido, confiable, empático), en detrimento de los que no (hipócrita, deshonesto, interesado, tramposo).
Una síntesis de todo lo visto, podría ser que la relación entre altruismo y caridad es de género a especie. Mientras el altruismo se aplica a todos los seres vivos (animales y humanos), la caridad es lo específico a lo humano: «En resumen, tratar a los demás como desearías que te traten a ti» (Trivers, 1971:52).
Referencias bibliográficas TRIVERS L., Robert. (1971). «The Evolution of Reciprocal Altruism».The Quarterly Review of Biology, Vol. 46, No. 1 (Mar., 1971), pp. 35-57. En: https://greatergood.berkeley.edu/images/uploads/Trivers-EvolutionReciprocalAltruism.pdf CRIPRIANI, R. (2011) «Manual de Sociología de la Religión», Siglo XXI, Buenos Aires. Bibliografía VITORIA, María Ángeles. (2009). «Auguste Comte». Universidad Pontificia de la Santa Cruz, Roma, Itali. En: Philosophica, enciclopedia filosófica. WRIGHT, B. (1942). «Altruism in children and the perceived conduct of others». J. Abnorm. Soc. Psychol., 37:218-233. FLOYD, J. (1964). «Effects of amount of award and friendship staus of the other on the frecuency of sharing in children». Unpublished doctoral dissertation. University of Minnesota. (Reviewed in Krebs, 1970). Fuente: LIRA, Israel. «Columna de Opinión No. 139 del 21.02.2020». Diario La Verdad. Lima, Perú.
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